Puebla de Guzmán - Huelva

LA CHAMPIONS LEAGUE, DE LA ECONOMÍA EUROPEA.
Escribió D. Jacinto Benavente hace “muchííísimo” tiempo, en uno de sus relatos literarios, lleno de grandes y acertadas críticas a los vicios de aquella sociedad, que aun siguen visibles en nuestros días, a pesar de tantísima prosperidad y adelanto. Dicho así pues parece ser que suena bien, pero si reflexionamos un poquito nada más, observaremos que este adelanto, es precario, pues no se adelanta equitativamente, el progreso de esta sociedad moderna que nos ha tocado vivir es, si cabe, tan precario e ignorante como aquel que nos ilustraba D. Jacinto.
Relataré alguna muestra de las prosas, con la que D. Benavente hacía literatura de aquella vida que lamentablemente sigue en nuestros días.
Más o menos decía así:
Paseábamos por la calle, y al pasar por delante de un café, a la vidriera había un señor y una señora tomando un helado. Ante la vidriera, casi pegado a ella, estaban dos chiquillos desarropados mirando, como miran los pobres el lujo de los ricos, con esa avidez que es ignorancia y es codicia y puede ser odio. Uno de los chiquillos le dijo al otro “oye, tú; ¿qué será eso que están comiendo esos señores?” tú te reíste; yo también me reí por que tú reías. ¡Pero qué trabajo me costó contener las lágrimas!
Pues bien aún siguen existiendo estos hechos, que dicho sea de paso no dice mucho a favor de este tipo de progreso, de esta España va bien, estamos jugando en la “champions league” de la economía europea, somos modelos a seguir.
Más bien todo lo contrario, el baremo que utilizan los gobernantes que supuestamente deben trabajar por los más débiles, los más necesitados, por la igualdad. Con ese metro no se mide la precariedad laboral, no se encuentran los “sin techo”, no se contabiliza la cantidad de mendicidad que hay hoy en día en nuestras calles y cada día más, no se reflejan las familias que no llegan a fin de mes, etc. etc…
Aquí se olvida que para conseguir esta primera vivienda, ya sea de protección oficial o privada, hay que sufrir la especulación que los bancos deseen. A pesar de que la Constitución diga que todo español tiene derecho a una vivienda digna. Eso es “progreso de una sociedad”, más bien será progresa para el que más tiene que seguirá teniendo con estas políticas “sociales”, cada día más y el que menos tiene seguirá teniendo menos por día.
Yo fijaría los precios en un nivel aceptable y justo, por ley, impidiendo de tal manera la fluctuación de precios y la especulación. Luego convertiría los bancos en un servicio público. La banca no debería ser jamás un negocio puramente especulativo con el dinero ajeno, sino que debería ser un medio de redistribuir la riqueza a través de préstamos, cuyas tasas o intereses sirvan únicamente para cubrir el coste del servicio. Y dar a empresas y a las personas créditos a bajo interés, al menos en la primera vivienda. Hay que recordar cuantas veces sean necesarias, que la constitución dice que todo españolito tiene derecho a una vivienda digna, pienso que esta solidaridad constitucional la practican poco a la hora que cualquier españolito desee conseguir su primera vivienda.
No olvide Sr. presidente que la subida de los tipos de interés y el agotamiento de la capacidad de endeudamiento de las familias españolas han roto con el modelo de crecimiento de los últimos años, “si eso era crecimiento” no me vale la historia del banco europeo ni ninguna otro mecanismo politico-económico para justificar lo injustificable, la única verdad que existe es que la mayoría, de los españoles no llegan a fin de mes, y eso quien lo tiene que solucionarlo es Uds.
Y partir de esos movimientos podríamos confiar los españolitos que en España sí hay un gobierno socialista, que piensa más en que los pobres tengan una casa digna, una vida digna, que en hacerse un retrato con los especuladores bancarios.
Esto no deja de ser la hipocresía de nuestra vida, sigue existiendo “tanto tiene tanto vale”
los derechos humanos, las obras sociales, y la “constitución” la democracia, en resumen no nos llamemos a engaños, derecho de los pobres que siguen siendo el derecho del pobre.
Señores politiquillos, la prosperidad de un país no se mide porque los banqueros que se retratan con Uds. sean más ricos, sino porque los pobres cada vez sean menos pobres.
Decía un ilustre de la literatura, que en un país bien gobernado debe inspirar vergüenza la pobreza, y concluía diciendo que en un país mal gobernado debe inspirar vergüenza la riqueza.
Diego Aragon