Por si no había suficiente con legislar las condiciones de la esclavitud y dar un paso atrás de gigante hacia otros tiempos, la CEOE volvía a pedir el miércoles la "restricción del derecho a huelga". Desafortunadamente, nada nuevo. Revisando la Historia reciente, nos encontramos con algunas similitudes que no dejan lugar a dudas sobre las intenciones de toda esta banda que se pasea por las instancias del Poder.
Hitler, por ejemplo, escribió: "La fuerza que mueve avalanchas políticas y religiosas es el mágico poder de la palabra hablada y sólo eso. Las grandes masas de gente pueden ser movidas solamente por el poder de los discursos. Todos los grandes movimientos son movimientos populares, erupciones volcánicas de las pasiones y de los sentimientos emocionales humanos, fomentados bien por crueles dioses del dolor o por la antorcha de la palabra arrojada entre las masas, no por chorros de limonada de los estetas literarios y de los héroes de salón".
Cosas que le sobrevinieron mientras era testigo de la miseria y la necesidad en Alemania. No le interesaban en absoluto las ideas, sino el fuego y el hierro. En 1933 había 6 millones de parados en la patria de Merkel, y cuando Hitler accede al poder gracias a aquellas palabras incendiarias que aprendió a interpretar (y a alguna que otra situación dudosa), su partido empieza a legislar al margen de la Constitución (de la misma forma que hoy lo hace la UE al margen de cada Constitución nacional). Hacía falta levantar el país con austeridad y mano dura. Una de esas medidas, por supuesto, fue la ilegalización del derecho a huelga.
Quizá, más que por la urgencia de la situación, Hitler hiciera caso a un Benito Mussolini que en 1926 ya había abolido este derecho, estableciendo además el "sindicato fascista". Ambos veían en la genética de sus pueblos la suficiente fuerza como para trabajar día y noche y levantar el país. Cosa de la que, por cierto, la CEOE ya se hizo eco en su momento:
La CEOE ve en los genes la clave del éxito escolar.
Efectivamente, como dijo esta semana Peter Oborne, un periodista del Daily Telegraph, las medidas a las que Bruselas somete a Grecia un día sí y otro también, dejan a Margaret Thatcher como si fuera una hermanita de la caridad. Es decir, que deberíamos remontarnos un poco más atrás en el tiempo para encontrar situaciones parecidas...
En cuanto a Stalin, cuando fue preguntado en 1930 por si existía el derecho a huelga en los territorios de la Unión Soviética, contestó: “No, porque en la URSS la clase obrera está en el poder y, por lo tanto, no puede hacer una huelga contra sí misma”. Claro, que no se nos había ocurrido...
