Isla Cristina - Huelva

Cándido o el optimista

En 1759 François-Marie Arouet (Voltaire), escribió una de sus obras maestras “Cándido o el optimismo”.

En ella Voltaire nos traslada a Westfalia y nos relata la historia de un personaje llamado Pangloss, oráculo de la casa de Thunder-ten-tronck y de su pequeño discípulo, Cándido, que lo escuchaba con una buena fe acorde con su edad y carácter.

“Pangloss enseñaba metafisicoteologocosmolonigologia. Probaba admirablemente que no existe efecto sin causa y que en este maravilloso mundo el más bello de los castillos era el del señor barón, y la señora, la mejor baronesa entre mil”.

Al igual que Pangloss, Zapatero confunde la realidad social, política y económica de España, con su visión metafisicoteologocosmolonigologia de la vida. Es decir, todo para él es perfecto y él como transmisor de éste mensaje es necesario e imprescindible.

Los millones de votantes y simpatizantes del partido socialista, al igual que Cándido, el joven discípulo de Pangloss, se sienten admirados y atraídos por el mensaje de eterna felicidad y grandes riquezas a las que los habitantes del Westfalia tenían por natural derecho.

Pero el feliz destino del joven Cándido, se trunco por un beso a su amada Cunegunda y de aquellas tierras de paz y felicidad fue desterrado, enfrentándose entonces a la realidad de la vida.

Al igual que Cándido, los seguidores del PSOE arrastraron al conjunto de la sociedad al abismo, ostracismo y desesperación, a cambio de un beso de Cunegunda, a cambio de malbaratar el voto por cuatrocientos euros y otras delicias más.

El conjunto de falsas promesas que con todo desparpajo Zapatero extiende en su mesiánico mensaje, caben añadir las innumerables e imperdonables mentiras sobre la situación económica de España, han llevado a nuestro País al borde del colapso político, social y económico.

Al igual que Cándido, la sociedad debería preguntarse……….

“-Oh, Pangloss -exclamó Cándido-. Jamás me hablaste de semejantes abominaciones, y por lo que veo y he visto son hechos concretos y verídicos. ¿Habré de renunciar a compartir tu optimismo?”.

“-¿Qué es el optimismo? -inquirió Cacambo.” (Ayuda de cámara de Cándido)
“-No es sino el empeño de sostener que todo es magnífico cuando todo es pésimo- explicó Cándido”.