Perfil psicológico de un líder sectarista En primera instancia es importante comentar que un líder de alguna secta destructiva probablemente tenga rasgos sociopáticos o quizá un trastorno de personalidad antisocial. Se trata de una persona muy política y persuasiva, que resulta agradable para los demás. Sin embargo, en el fondo está en una constante búsqueda de satisfacción narcisista; cree que el mundo le debe y por tanto ha de cobrárselo. El cuadro narcisista también se aprecia al demostrar que se sabe a sí mismo como un mesías. Por otro lado, su cuadro antisocial se hace manifiesto en la despersonalización que siente respecto a los miembros de la secta, aunque sabe disimularla muy bien. Los ve como meros trámites para lograr su cometido mesiánico o conseguir recursos. Asimismo, no siente culpa de aislar al adepto de su familia, alienarlo de todos sus lazos afectivos, extraerle todos su bienes y ponerlo a su completa disposición. No le interesa aplastar la identidad del seguidor y desestructurar su personalidad, para utilizarlo como un objeto (cosificación y objetivación). Es completamente consciente de sus actos, pero no sufre de remordimiento. Lo que le importa es satisfacer sus impulsos narcisistas, para demostrarle al mundo (en realidad a sí mismo) quién es, a qué ha venido y cómo el mundo estará en deuda con él. Quizá sea consumidor habitual de alcohol o fármacos, debido a su autoestima distorsionada. Tal vez considera que le ayudan a cambiar la imagen de sí mismo con respecto al mundo y su rechazo. El narcisismo de esta persona es tal, que buscará satisfacer sus necesidades de reafirmación a través de personas débiles y manipulables. Los supuestos "ejércitos de salvación" que conformará, no servirán más que para propósitos personales. Está ávido de reconocimiento y ve al otro como un enemigo a destruir si no comulga con su ideología. Muestra una gran intolerancia a todo aquello que sale de los preceptos que ha impuesto. Sus habilidades de trato personal le permitirán disimular en un inicio con todo aquél que lo desconoce. Sin embargo, la bestia narcisista y violenta que lleva dentro saldrá por sí sola más adelante. Si tiene una sociopatía bien instaurada, buscará satisfacer sus impulsos erótico-sádicos de destruir al otro. Pero su megalomanía le dictará que no lo puede hacer sobre sí mismo o únicamente sobre otra persona. Tendrá que hacerlo masivamente, y es cuando dirigirá a sus seguidores a suicidios colectivos o actos terroristas. Quizá sea reflejo de la posible diferencia con un psicópata*. El líder sociópata busca cobrarle al mundo por su rechazo a través de la movilización de grandes grupos de personas (por el hecho de que se trata del mundo y no de una sola persona). Busca dejar su huella por medio de acontecimientos de destrucción masiva (por ejemplo, Hitler era un sociópata). La religión y la fé son sus estrategias persuasivas, y los dogmas que ha creado lo ayudarán a transformar fácilmente la culpa a través de una formación reactiva, sintiendo que le hace un bien a la humanidad. La fé es una gran justificación para sus actos, debido a que el odio es su guía. Su necesidad de involucrar a numerosas personas tiene respuesta en su narcisismo exacerbado y en su capacidad de convencimiento. Evidentemente tiene una capacidad intelectual elevada, que le permite lograr su propósito. ¿os suena de algo? |