Encinasola - Huelva

Rompiendo con el silencio con que suelo responder a los ataques personales, te quiero enviar unas palabras, al menos, para quedar en paz, pues decías que te debía una, y sólo una es muy poca cosa. Te envío además unas reflexiones de un estoico, que, en momentos duros de mi vida, me ayudó a sostener la vela con serenidad; espero de todo corazón que no te desagraden ni las interpretes como una censura hacia ti. Eres una pesadilla, pero libre para expresar tu desagrado o descontento tu alegría o felicidad.

Cuánto tiempo libre gana quien no mira lo que dice, hace o piensa el vecino, y sólo se preocupa de que sus propios actos sean justos y buenos. No prestes atención a la maldad. Vete directo hacia la meta, sin desviaciones.

Lo bello, para serlo, no necesita de elogios: se basta a sí mismo.
Los elogios ni lo afean ni lo mejoran. Aquí también incluyo la belleza artificial.
¿Qué necesita lo que es realmente bello? Lo mismo que la verdad, la bondad y la honestidad. ¿En qué le afectan las críticas o las alabanzas?
¿Será peor la esmeralda si no se la elogia?