Para Arundense. No quise ni cebollero, ni aracenense; preferí arundense, por si otra persona quería esos gentilicios más corrientes para identificarse. En contestación a tu escrito de esa conversación lan larga, te diré que desconocía que esos rencores entre pueblos vecinos llegaran hasta el extremo de transformarse en odios y más aún, cuando me hablas de sentimientos transmitidos de abuelos a padres y de éstos a hijos. Personalmente siempre escuché a mi padre hablar bien de Aracena. A él, si le consideraba un gran poeta y creo recordar que en Encinasola una vez encontré entre sus escritos un poema dedicado a tu bello pueblo. Si algún día lo encuentro te lo mandaré a través del foro. Respecto al comentario que haces sobre mí, te diré que no me considero una mujer de mal corazón, aunque ese juicio lo tienen que hacer los demás. Soy muy sencilla (en ocasiones me paso). En cuanto a la belleza...¿cual?... La física es efímera...afortunadamente todo el mundo la pierde, pues el tiempo es implacable, (también conmigo naturalmente). Pero digo afortunadamente, porque si esto no ocurriera habría personas insoportables...empezando por algunos-nas modelos. En cuanto a la otra, la del alma, esa intentaré conservarla hasta mi último aliento. Esa belleza fué siempre la que me enamoró, incluso en mi juventud la antepuse a la física. De esta, algunos la conservan aún, en otros, aparentemente, no queda ni rastro. Pero soy terca y sigo buscando algún atisbo de otros tiempos, alguna débil esperanza, en personas que significaron sólidos pilares en mis convicciones con respecto al cariño, la amistad, etc... El día 22 estuve en una conferencia titulada: HOMBRES Y MUJERES ¿USAMOS IGUAL NUESTRO TIEMPO?. Al terminar y tras intentar asimilar unas frías estadísticas, apareció en la pantalla una poesía que conseguí. Te la mando con el nombre de su autor: Sabia virtud de conocer el tiempo y a tiempo amar y sesatarse a tiempo como dice el refrán "dar tiempo al tiempo" que de amor y dolor alivia el tiempo. Aquel amor a quien amé a destiempo martirizóme tanto y tanto tiempo que no sentí jamás pasar el tiempo tan acremente sentí el tiempo. Amar como en otros tiempos ignoraba yo aún que el tiempo es oro cuánto tiempo perdí, ¡ay! cuánto tiempo. Y hoy que de amores ya no tengo tiempo, ¡cuánto añoro! la dicha inucua de perder el tiempo. Sabia virtud de conocer el tiempo. RENATO LEDUC. Un saludo: Alicia. |