Encinasola - Huelva

¡Hola Tom!:Sería imposible contestarte, de una sola vez, a tanto dardo envenenado como has lanzado. Quizas tengas alguna asignatura pendiente con personas del pueblo o con el pueblo en general.
Estoy de acuerdo contigo en algunas cosas pero no puedo aplaudir tu falta de respeto a las creencias de los demás. La vida me ha enseñado a respetar para que me respeten.
Aunque he leído tu escrito del 21 de Abril después de la romería, te aseguro que he observado "las diferencias sociales" (por llamarle de alguna manera), siempre lo hago. Soy una persona que intenta captar cuanto ocurre a su alrededor, procuro aplicarme aquello de: "Salirse de entre los árboles pra ver el bosque".
Hace unos años en la plaza de Encinasola, tomando una copa (en una noche de verano) le comenté a mi marido: "En aquella reunión de allí se avecina una gran tormenta". Se rió y dijo: "Esta mujer tiene unas cosas"....Le contesté:"El tiempo lo dirá".
Como estaba segura que iba a ocurrir (sin ser adivina)le mandé un escrito al párraco de entonces (muy joven) y le dije que lo pusiera en la entrada de la iglesia (ilusa yó). No iba dedicado a nadie con nombres y apellidos, era para todo el que lo quisiera leer...principalmente para esa reunión que visitaba la iglesia asiduamente.....pero el párroco no quiso....decía que podía molestar a alguien.
Pasado un tiempo y como predije, aquella reunión reventó, se insultaron y amistades de toda la vida terminaron para siempre.
Hoy, con tu permiso, y el de los demás foreros, escribiré aquí aquel escrito que tal vez les habría hecho reflexionar en su momento, ya que todos somos iguales al nacer y todo lo demás son miserias humanas.
También te invito a tí a la reflexión tras tus comentarios, unos acertados y otros muy desafortunados.
¡BÁJATE DEL ELEFANTE!
¡¡Bájate del elefante!!
Es un dicho indio de aplicación universal. Su significación también es inmediata, y su aplicación, diaria. El elefante es la soberbia, el orgullo, la tozudez, el ego. Todo aquello a lo que uno se "sube" para mirar desde arriba a los demás con aislamiento autoritario y engreimiento altivo. Los demás continúan a pie, pegados a la superficie humilde del andar cotidiano. Yo vivo en otro plano, tengo mi trono asentado en alturas paquidérmicas y contemplo desde ahí al resto de la humanidad con autosuficiencia crítica y condescendencia indulgente.
Me dejo mecer por el andar rítmico del palacio ambulante que se abre paso entre la multiud con el empuje masivo de su cuerpo ingente y la seguridad reposada de su firme pisar.Es cómodo y es halagador atravesar las calles de la multitud a lomos del elefante real.
Pero es artificial, es egoista y es falso. Desde arriba no se ve la realidad de las cosas ni se capta la realidad de las personas.
No se siente su cercanía, no se aprecia su talante, no se establece contacto. La gente se separa para dejar paso. Se ponen a salvo. Quizá saludan con un gesto de miedo. Pero no hay presencia, no hay amistad, no hay calor. El orgullo se paga caro.
Bájate del elefante. Deja de creerte distinto, superior, separado.
Bájate y ponte a nivel y pisa el suelo y anda como todos andan y siente la igualdad y mira cara a cara y habla de persona a persona y sonríe y saluda y tiende la mano y abraza a tus semejantes. Secreto de paz para siempre.
Saber andar la vida a pié. Nada de elefantes.

Qué tal Alicia... ¿donde te has metido? Ya he leído que andas ocupada, pero estírate con algunas de las palabras con las que solías deleitarnos antaño...

Hace tiempo que quería responderte al respecto de este relato sobre la soberbia y los elefantes, que creo no venía muy a cuento... pues bien aquí te escribo este relato, cuya exposición quizás no esté tampoco justificada, aunque sí puede hacernos reflexionar algo sobre la resignación del marocho (que bien apuntaba Melkor)...

"Hay un clave que suena. Es algo de Bach aunque no recuerdo muy bien qué. A cada golpe, a cada nuevo acorde que sigue y sustituye con su vibración al anterior, mi corazón late siguiendo el ritmo, la voz del instrumento. El canto triste de las cuerdas parece dibujar mi vida. ¿Hice bien? Aún es pronto, aun puedo cambiar… pero no, inútil es intentar engañarse, ya no puedo cambiar lo que soy. Elegí vivir como si no fuera a morir nunca, jamás pensé que pudiera morir mañana. Morir mañana… vivir hoy, hacerlo todo hoy, coronar todas las montañas, explorar todos los valles, todo el mundo en mis manos hoy. Correr, correr rápido, sin volver la vista atrás, sin mirar hacia dónde, correr, notar el cansancio, la maravillosa sensación de existir, de ser. Vivir como si fuera a morir mañana…

De nuevo esa melodía de la mano derecha. ¡Qué hermosa! Siento el palpitar dentro de mí siguiendo el pulso triste de la mano izquierda de Bach.

Vivir como si fuera a morir mañana… Pero no tengo valor, ¡o sí!, tengo el valor suficiente para ser cobarde, para vivir como si no fuera a morir nunca, para andar despacio, alerta, previendo cada cruce del camino. Elegí vivir mi vida para un mañana lejano. El día siguiente no importa, no existe, amanece tan pronto, en seguida se hace hoy. Construí mi casa sobre roca dura, erigí sus muros sobre sólidos cimientos. Cada día de mi vida lo dedico a levantar una nueva hilada firme del lar que ha de albergar mi alma, y lo construí espacioso por si algún día encontrara a alguien que quisiera compartir el fuego de mi hogar. ¿Pero dónde están los delfines que no llegan hasta mí? Venid… venid pronto. Hilada a hilada, piedra a piedra he compuesto arcos y he cerrado bóvedas, he levantado muchas plantas y construido muchas estancias. Un castillo levantado cada hoy para un mañana tan lejano que ni desde sus altas torres podría ver.

Bach, Bach, sálvame.

Mi castillo. ¡El arquitecto se equivocó! No hay puerta. No se abren ventanas en los sombríos muros. Y yo estoy aquí dentro, sólo, sentado en la oscuridad.

Bach. El clave ha enmudecido. El maestro ha apagado su voz. ¿Cómo obligar a mi corazón a seguir latiendo ahora?"

No me cansaré de pedir perdón a los foreros por este retroceso en el tiempo Tom, pero como insistes, te cuento que al hablar de la resignación del marocho, te recuerdo que a pesar de mis rebrincos, también soy marocha. ¿Que quiero decir con esto?...Pues que reconozco que en muchos momentos de mi vida me he resignado, que he aceptado situaciones inaceptables, en las cuales a mi espíritu de luchadora le he mandado callar, dormir....
Hace no mucho pensaba:

Al llevar al papel mis sentimientos,
que en el pasar del tiempo se serenan,
no consigo la paz, más bien, me apenan
cuantos recuerdos brotan por momentos.

Se atenaza el pecho y angustias siento
al pensar que los años me encadenan
a culturas y crencias que condenan
cualquier ideal de abrir mi pensamiento.

El corazón no soporta la ansiedad
del estado permanente de tensiones
que se clavan como agujas de maldad
sin gozar, en el vivir, las sensaciones
que alimenta mi pluma al deslizar.
Hoy prefiero no escribir mis emociones.
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Pero.... ¿Qué ha ocurrido este verano? Pues sencillamente que he perdido muchos de mis miedos. Recuerda Tom que todos cargamos con una maleta llena de miedos. Por mi parte estoy intentando superar los que quedan. Abrir ventanas en los muros, para que (como dices) mi ¿alma? no se encuentre en la oscuridad....Y muchas de esas ventanas se abren sabiendo decir nó en el momento justo, aunque aclaro que esa negación no implica insulto. Es, a veces, cuando los demás no entienden nuestro razonamiento, cuando se sienten insultados.
Ahora tengo más claro que nunca que: MI PUEBLO SIEMPRE SERÁ MI PUEBLO, aunque cargado, eso sí, de imperfecciones.
Un saludo Tom y buenas noches.