Encinasola - Huelva

Hubiera querido vivir en algún viejo castillo, bajo el trébol de las ventanas ojivales, pasando mis días de codos sobre el antepecho y con el mentón en la mano, mirando venir de las hondonadas de la campiña un jinete con penacho blanco en un negro corcel al galope.
Mi prohibición de verte es para mí como un derecho de amarte. Viéndote venir en la lejanía, mi temperamento sentimental, más que artístico, busca emociones y no paisajes.
Sabes a qué me refiero. A medida que se estrechaba más y más nuestra intimidad, crecía en mi interior una separación que me desataba de ti. Nuestra vida nos dilató el corazón y los sentidos. Lloro de desánimo y de deseo. Volvamos a los torreones. Te quiero. Laura.

No sé qué voy a hacer contigo, Laura. Quiero olvidarte y no puedo.
Hay momentos en los que te odio, tal vez como mecanismo de defensa que ayuda a mitigar mi dolor. Sin embargo, en otros muchos momentos siento ese amor invasor que me impide ver la realidad más allá del deseo...el deseo de tenerte cerca.
Y pienso que te estoy olvidando y te encuentro aquí de nuevo. Y otra vez se activan mis sentimientos. Y no veo solución a esto.
Laura...siempre Laura.
Un beso infinito. Manuel