26-06-08 17:03 | #975245 |
Por:No Registrado | |
Pregón de las fiestas de San Juan 2008 Amigos del foro, por si alguno tiene interés, dejo aquí las palabras del pregón. Un saludo a todos, Alfonso. PREGÓN DE LAS FIESTAS DE SAN JUAN 20 de junio de 2008 El Repilado-Jabugo (Huelva) Autoridades, amigas, amigos. Paisanos, visitantes llegados de otros lugares. Muy buenas noches a todos. Tal vez alguno de vosotros se esté preguntando qué derecho tengo yo para gozar del privilegio de inaugurar las fiestas de San Juan de 2008 pronunciando el pregón. Estoy de acuerdo. Tengo muy poco que decir en mi favor. Otros —mucho más que yo— han dedicado su tiempo, su esfuerzo, su trabajo y su entusiasmo a este lugar. Esas personas a lo largo de estos años que yo he permanecido fuera del pueblo han colaborado en la mejora de las condiciones de vida de sus paisanos, en la prosperidad de su industria, han fomentado la cultura y el ocio de esta localidad. Sin duda alguna, cualquiera de los que estáis esta noche en este recinto festivo merece —muchísimo más que yo— estar aquí, leyendo sus palabras desde este atril. A todos esos otros que merecen este honor mucho más que yo, a vosotros, quiero dedicaros este pregón. Y también, si me lo permitís, quiero dedicárselo a título póstumo, a mi padre, que aunque nació en el sur de la provincia, amó como nadie esta Sierra, este municipio y este enclave en el que pasó siete años de su vida dedicado a convertir en realidad un sueño imposible, la culminación de la obra de un romántico: enseñar a embestir a un caballo, como si del más bravo de los toros se tratara. Como os he dicho principio no tengo ningún mérito para ser pregonero de las Fiestas de San Juan. Lo único que puedo decir en mi favor es que nací a pocos metros de este recinto, y que en este lugar, entre muchos de vosotros, viví mis primeros años. Esos años que según Freud —y mi experiencia personal me ha demostrado que estaba en lo cierto— son los fundamentales en la vida de una persona, porque en ellos se forjan los cimientos de lo que seremos más adelante. No soy, por tanto, más que un repilense que se siente honradísimo de haber sido elegido por la Comisión de Festejos para la tarea, enormemente satisfactoria, de inaugurar formalmente las Fiestas con unas palabras. A toda la Comisión —y en especial a su presidente Evaristo Banda— mi gratitud. Gratitud que tengo que hacer extensiva a Salvador Vidosa, que fue quien me propuso, quien me localizó y quien de una manera tan generosa ha realizado mi presentación. Estar hoy aquí con vosotros, poderos dirigir estas palabras me da la oportunidad de mostrar públicamente todo mi agradecimiento a esta tierra, saldar la deuda contraída y que hasta hoy, hasta esta calurosa noche del solsticio, no he tenido la oportunidad de saldar. Llegar de nuevo a mi tierra ha sido como volver abruptamente de un Jumanji mágico (la metáfora es de mi hermana Mercedes que anda por ahí). Porque si bien es cierto que casi en medio siglo no he estado en el Repilado; el Repilado sí ha estado en mí, ha estado conmigo. Y ha estado en forma de recuerdos, de fotos antiguas guardadas en una caja de zapatos, de rememoranzas continuas, que yo, como si se tratara de un objeto valiosísimo he procurado conservar y mantener vivo para que la distancia no fuese igual a olvido. Desde el primer momento en que salí de esta tierra me propuse no olvidarla. Es fácil mantener el recuero, el cordón umbilical intacto, cuando de un lugar pero todavía quedan personas, familiares o propiedades en el sitio que el destino te obliga a abandonar. Es mucho más difícil cuando nada de esto es así. Y ese ha sido mi caso. Por eso, para no olvidar he tenido que hacer un ejercicio continuo que hoy me dais la oportunidad de hacer público en estas fiestas de San Juan. Sea pues un homenaje a mi origen, a mi Macondo esencial, serrano, alegre y austero. Y así, este ejercicio para que el vendaval del tiempo no arrasara mis recuerdos lo he hecho en varios frentes: en la intimidad, recreando las escenas que aparecían en las fotos en blanco y negro de mi caja de zapatos, imaginando de nuevo las personas y los paisajes que fueron fundamentales en mi infancia. Si cierro los ojos puedo ver —como si las tuviera delante— las fotografías de los niños del Repilado de hace medio siglo disfrazados para el Domund, el juego del toro junto a mi amigo Francisco —con el que ahora me he vuelto a encontrar como ocurre en Jumanji— las excursiones escolares del colegio de don Valeriano y otras muchas. He cultivado la memoria también en público, en un intento de saldar esa deuda contraída, de la única manera que sabe saldar este tipo de deudas un escritor: trayendo a sus escritos las imágenes, las personas, los olores, que han configurado lo que hoy eres. Y como prueba de este homenaje permanente a mi tierra os leeré la dedicatoria que hace ya más de veinte años encabezaba la publicación de uno de mis relatos: “A Magdalena y Emilia. A la vieja Dolores. Al Beni. Al amargo sabor de las bellotas de alcornoque. A la fonda del Picaíllo. A las carteras de cartón. A los fracasos de los años triunfales. Al picón de los braseros y al propósito de enmienda”. Tengo que confesaros un secreto, el día que me marché del Repilado tuve la intuición de que sería por mucho tiempo. Los niños no conocen el olvido, todo es presente, todo está fresco. Había oído, sin embargo, a las personas mayores que las cosas vividas se olvidaban. Por eso la mañana que me marché de aquí me hice el propósito de no olvidar, de guardar todo este mundo para siempre en mi memoria. Mi existencia era —como escribí para la revista del Ayuntamiento hace unos meses—: “Un universo tan pequeño que se podía enumerar con unas cuantas palabras: la rivera, el olor de las matanzas o esos nombre propios que a partir de aquel momento se decompondrían en penachos (como los tirabuzones ingrávidos de las locomotoras de los mercancías): Magdalena, el Satélite, Victoria, Francisco y su vecino Domingo, Lolita, Martinete, don Valeriano, Manuela… o su síntesis breve: el Repilado”. Y relatando la mañana en que me fui, añado: “Alguien me coge de la muñeca y tira de mí, luego vienen más besos, más abrazos, más pañuelos. Sentado en el autobús miro cómo un sol oblicuo empieza a blanquear las casas. Trato de imaginarme ese universo distinto hacia el que ahora me dirijo. Madrid, Madriles. Allí, me lo han dicho, hay tantas bombillas encendidas que parece que siempre están de fiesta, y los trenes, dios mío, los trenes circulan por debajo de la tierra. El autobús arranca. A medida que nos distanciamos iré leyendo esos letreros que se harán chiquititos hasta perderse: El Repilado, Jabugo, Aracena. Y en ese instante me hago una promesa: aquel universo cuyo centro es la estación de Jabugo-Galaroza nunca desaparecerá. Cierro los ojos y reconstruyo en mi mente el olor de las matanzas, el sabor del queso asalmonado y la leche en polvo, la alegría la jiras al atardecer, las películas del casino, el pesebre mullido del caballo Martinete, las latas llenas de carbones encendidos que llevan los chiquillos a la escuela, la voz ñoña de Ama Rosa... Y recito todos los nombres que han configurado mi mundo; los recito en voz baja como si se tratara de una letanía que me inmunizará contra el olvido. Además de imágenes, de nombres propios, de paisajes y sensaciones, el Repilado para mí ha sido el escenario de mi educación sentimental. Seis años, para las personas mayores, no son nada, apenas le dejan poso; pero para un niño seis años son un descubrimiento continuo que moldea definitivamente su identidad. A pesar de llevar tantísimo tiempo fuera, a pesar de haber venido tan poco por aquí, tengo que confesaros que nunca he parado de proclamar con orgullo, allá donde haya ido, mi origen. Porque estoy convencido de que uno no es de donde estudia, de donde trabaja, o de donde vive. No, amigos y amigas, uno es de donde rompe por primera vez las rodilleras de los pantalones. Y yo los rompí aquí, y por eso siempre me he sentido orgulloso de ser de donde soy, de haber nacido en esta Sierra. Aquí aprendí a leer. Este aprendizaje más tarde ha sido la fuente de una de las mayores satisfacciones que he experimentado a lo largo de mi vida. Y aprendí a leer gracias a la paciencia y el buen hacer de un hombre que recuerdo —en ese sentido Antonio Machado daba el término— como bueno. Un maestro, don Valeriano, que me trató con un cariño que excedía con creces de las obligaciones de su cargo. También aquí aprendí a querer, tuve mis berrinches y frustraciones, y comprobé la diferencia que hay entre lo bello y lo horrendo. Aquí aprendí a torear, aquí escuché por primera vez el cante flamenco y aquí me puse por primera vez delante un auditorio a recitar los versos de un poeta andaluz llamado Fernando Villalón en una fiesta escolar. Entonces no podía ni imaginarme siquiera la importancia que todo ello tendría en el moldeado de mi concepción estética del mundo. En el Repilado, entre vosotros, aprendí a distinguir lo bueno de lo malo; y aprendí esta lengua a la que tanto amo con el mismo acento con el que la habláis vosotros y que he convertido en uno de los pilares que sostienen y dan sentido a mi existencia. Mi ausencia prolongada, mi carencia de vínculos hace que poco pueda hablaros del Repilado de hoy, de las gentes que lo forman. Pero no me gustaría que este fuera el pregón de la nostalgia, de unos recuerdos en sepia, de alguien que viene de un Jumanji perdido y cuyas historias a pocos le interesan. No, no quiero que la nostalgia protagonice estas palabras sino que sean simplemente un homenaje a lo que fue esta tierra, a las personas y las cosas de un ayer sin el cual el hoy no sería posible. Decía García Márquez hablando de los orígenes Macondo que “El mundo era tan antiguo que algunas cosas no tenían nombre y había que señalarlas con el dedo”. Así, o algo parecido, eran las cosas de esa niñez que os he esbozado: la construcción de la casa de Durán, el galope imposible del caballo Martinete, la rivera, la tienda de Lola Moriña, el tamborilero, el pino que se cortaba por las Fiestas, o ese pasodoble que tan extraño nos sonaba porque solo en su letra el nombre de nuestro pueblo se pronunciaba “Re-pi-la-do”, en lugar de “Repilao”. Esta tarde he podido comprobar como muchas de las cosas que sustentaban estos recuerdos siguen vivas y sirven de puente entre aquel mundo antiguo y este moderno. Porque hoy el Repilado es un pueblo próspero, moderno, bullicioso, lleno de alegría. Esta tarde al pasearme por vuestras calles he recordado la broma que me gastó mi padre al llegar de noche por primera vez a Madrid; señaló la ciudad iluminada y me dijo: “Has visto todas las bombillas que le han puesto al Repilado”. Pues bien, contemplando hoy sus calles, sus avances, me he dado cuenta que es un lugar lleno de tanta luz que no necesita de bombillas artificiales. Hay otros sitios en los que estas fiestas se celebran haciendo hogueras. La fiesta de San Juan es un homenaje al solsticio, son el símbolo de una plenitud. Para mí estar hoy aquí significa quemar simbólicamente todas esas fotos en blanco y negro de mi caja de zapatos y entrar en un mundo de color, dinámico, moderno y de futuro. En un mundo actual compuesto por emprendedores y buenas gentes. Esta noche tengo el privilegio de pronunciar este pregón, pero como he dicho antes, llevo toda mi vida pregonando con orgullo mi pertenencia a esta tierra. Y me he sentido orgulloso porque toda la Serranía, nuestro municipio, y el Repilado son sinónimos de afrontar el futuro desde la laboriosidad, la alegría y las cosas bien hechas. Cualquiera que se asome a la ventana universal de Internet, comprobará que esto es así, que el Repilado es hoy un lugar próspero económicamente, punta de lanza de esta Sierra, cuyo emblema no puede ser otro que el de la excelencia y el buen hacer. Una excelencia que solo es posible por el trabajo y el tesón de las gentes que lo componen. Y buen ejemplo de todo esto son las Fiestas de San Juan, que por su tronío, por la riqueza de su programa, por el buen trabajo de los miembros de su Comisión, por la generosidad de quienes participan en ellas, son una referencia para muchos lugares. Ya tenían fama hace años, y ahora —sólo hay que leer el programa de festejos para comprobarlo— siguen consolidándola. Por eso yo no quiero privaros ni un minuto más del disfrute de todos los actos del programa. A los repilenses y a quienes hayan venido de fuera quiero daros la bienvenida. Demos paso sin más demora a las fiestas de san Juan Bautista de 2008. Que corra la alegría. Os invito a que os sintáis bien. Y saludo de nuevo a los que habitaban esta tierra cuando yo viví la experiencia única de mi infancia. Pero también, y sobre todo, a la juventud, a esa juventud que hará posible mantener el sueño serrano más allá de los tiempos. Esos hombres y mujeres jóvenes que participan del mismo espíritu de bien hacer, de alegría y excelencia que han caracterizado desde siempre a los habitantes de nuestra tierra. Muchas gracias a todos. ¡Vivan las Fiestas de San Juan! ¡Viva la Comisión que las ha hecho posible! ¡Viva, siempre, el Repilado! | |
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26-06-08 18:41 | #975478 -> 975245 |
Por:No Registrado | |
RE: Pregón de las fiestas de San Juan 2008 GRACIAS J.L. | |
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26-06-08 18:57 | #975513 -> 975245 |
Por:No Registrado | |
RE: Pregón de las fiestas de San Juan 2008 Este año en las fiestas de nuestro querido San Juan Bautista he tenido varios provilegios , uno presentar a tan gran pregonero como es Alfonso ,tengo que decirte que después de leerlo , varias veces , cada vez me gusta mas , yo sabía que sería magnífico y así se puede constatar , mientras mas lo lees mas te gusta , gracias Alfonso por regalarnos este extraordinario pregón que se hicistes desde tus mas profundos recuerdos con cariño y amor a tu pueblo.Privilegio de hablar con Jesús Soriano , disfrutar con Juanma Moya de el arte de su hijo delante de los toros , de recordar con Vicente anécdotas del Casino y del cine , de volver a ver al primo Manolo Luna Vidosa con su simpática socarronería y la pena de terminaron las fiestas sin poder hablar con Fernando Naranjo , estuvimos jugando al gato y al ratón , otro año será . Aunque penseis que soy pesado vuelvo a reiterar las gracias a todo EL Repilado , haceis que me sienta cómodo y querido por todos vosotros y como no , gracias a la comisión y sabeis todos que podeis contar conmigo para lo que haga falta . SALVADOR DAVID VIDOSA VÁZQUEZ | |
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26-06-08 22:12 | #975861 -> 975245 |
Por:No Registrado | |
RE: Pregón de las fiestas de San Juan 2008 Muchas gracias Alfonso, por el obsequio que nos haces, mandandonos tu maravilloso pregón, creo que para tus paisanos ha sido una gozada disfrutarlo, y para los que te leemos también. Deseo que hayais pasado una fantástica fiesta a todos los repilenses. Un saludo para todos. Alosnera | |
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