Corrales - Huelva

Corraleños, que me decis de esas horas que las mujeres se pasaban en nuestro economato, para poder comprar, com las canastas y talegas, ya despues vinieron los carritos. Madre cuantas horas ae pasaban alli, lo primero que hacian levantarse muy temprano para echar la libreta y a esperar, el turno, y hoy porque nos llevemos diez minutos en
la cola del super nos desesperamos.
La mayoria de las mujeres de Corrales nos gustaba el rinconcito donde vendian las telas y los zapatos, y algo de ese ajuar que toda novia llevaba, era de alli.
Ese economato para mi era especial, porque entre muchas veces incluso en la trastienda, com aquella enorme maquina de aceite que siempre me impresionaba, Mi recuerdo mas cariñoso, para aquel lugar tan emblematico para COrrales y para las personas que trabajaron en el.

La verdad de quien mas me acuerdo es del cojo en la zapateria que lo que mas le caracterizaba era su simpatia...y que me encantaba ir con mi madre y abuela para poder ver pasar el tren cargado de mineral direcciòn al puntal de la cruz, buenos tiempos.

El lugar que ocupa hoy el taller de calderería era el lateral del Economato que daba a las vías que unían el muelle de carga con la Trituradora.
Pasaba paralelas a la linea de las puertas y a solo 3 ó 4 metros de la pared. Y por la puerta del Taller metían las mercancías que traían las maquinas desde el Puntal de la Cruz. Mercancías que previamente habían sido transportadas fluvial-mente desde Huelva y descargadas en el Muelle de la Agonía por la vieja barca de Manuel Salina. Y la primera puerta, la que sigue cerrada, era la que mas atractivo tenia para los niños: en ella arrimaban a diario el carro de la panadería y los panaderos pasaban las hogazas de pan a unos recipientes de madera contándolos, a voces, ante los ojos desorbitados de los niños que extasiado por el olor a pan calentito quedaban nutridos hasta medio día.
Había ya dentro del economato dos cosa que producían, risas, una; y odio, la otra: la primera al ver los lacitos variopintos que las mujeres le ponían a las cartillas para distinguirla de lejos en el montón; y la segunda cuando la cajera te decía a voces....,¡niño, di a tu madre que venga a pagar el tique de ayer.
Me contaron que una vez reunieron varias cartillas en un montón y la mostraron con una nota reprochándoles su morosidad hasta ser arrancada por un familiar interesado.
Las morosas eran madres de familia numerosas,claro. ¿Quien si no?.

No contentos, mas de 50 años después, cuando la Compañía presento expediente de crisis o como se llame eso y un obrero sin dinero se atrevió a comprar y no pagar.....CERRARON EL ECONOMATO.

Esto no me lo contaron, yo lo vi.


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