En clave local Tenemos nuevo concejo e independientemente que a unos guste mas o que a otros guste menos, queda claro que como demócratas convencidos aceptamos gratamente la mayoría resultante, así pues perder el tiempo en discernir si son “galgos o son podencos” son simplemente ganas de marear la perdiz sin obtener nada positivo. Es notorio que a la Administración Pública en general y yo añado que a la de este, nuestro Ayuntamiento, le hace falta, para que funcione “como corresponde”, disciplina y organización. Entendiendo como disciplina el que cada uno estén en su puesto y que cumpla con los deberes y obligaciones que comporta su cargo,que es por lo que cobra. Respecto a la organización señalaré que entiendo y así considero que es el Alcalde el responsable de liderar el Concejo Municipal y su administración, que él es quién tiene que posibilitar el que se genere la mayor cantidad de cambios positivos, que a buen seguro propiciaran los mejores resultados con los menores recursos; y es por ello que dirigido a “aquellos que le puedan interesar” mi recomendación de “beber en los viejos clásicos”, porque su contrastada clarividencia y sabiduría seguro que les facilitará el gobierno, seguro. Sirva como ejemplo clarificador lo “dicho” por Séneca: No hay viento favorable para quien no sabe a dónde va. Que “alguien” que representa a toda una Corporación pueda dedicar parte de su valioso tiempo a comprobar el caudal de agua de cada aspersor de riego, o que el cerrojo de la cancela del cementerio corra mejor o peor, entiendo que no son sus cometidos ni responsabilidades directas, lo son mas bien del empleado responsable del servicio al que funcionalmente esté incorporado el asunto. Por el contrario, permitir, mejor dicho, aceptar, que como norma se aparque delante de un vado, eso si que es “materia” de su responsabilidad, porque es él quién tiene que velar por el cumplimiento de las Leyes y Ordenanzas en vigor, y es él el que tiene que pedir responsabilidades al funcionario al que competa esa función. El principio de que “quién paga por usar tiene derecho a hacerlo cuándo corresponda” tiene una segunda parte y no es otra que “el que cobra tiene la obligación de posibilitar los derechos del que paga”. No es de recibo que el “pagador” de un servicio tenga que localizar al infractor para rogarle que le deje “entrar o sacar” su vehículo, y que mientras el “receptor del pago” esté comprobando el caudal de agua de los aspersores de riego. Saludos cordiales Roberto Alcázar |