Calañas - Huelva

Dejemos de interpretar nuestras propias conclusiones, nuestros propios veredictos, nuestras versiones fantásticas sobre algo que no sabemos. La verdadera justicia es la que se que hace con rigor, la que se cumple con todas las leyes, las pruebas y sobre todo la legalidad. Es facíl juzgar, es facíl sentenciar, pero lo dificil es esperar.

Si es culpable, deberían condenarlo a la pena que le pertenezca por ley. Tenemos que respetar la ley, y yo creo en la justicia, creo que a veces se equivocan, como todos los humanos, pero en la mayoría de casos aciertan. Las penas de las que tanto se está hablando, pues deberían reformar el Codigo Penal, porque si no se reforma los jueces se atienen a las leyes que rigen, y hay veces que nos escandalizamos con las penas que se les imputa a los asesinos, ladrones, pederastas, etc. pero es la ley que tenemos, si no nos gusta, deberíamos pedir un referendum y votar porque se actualice el actual Codigo Penal.

Los ciudadanos a los magistrados, los magistrados a las leyes. Y las leyes elaboradas por legisladores inteligentes, con formación y con criterio, no meros charlatanes que levantan la mano cuando su jefe e fila se lo indica. Ahí está el misterio, que los que hacen las leyes no están a la altura.
En el caso que nos ocupa, es mejor esperar pero no podemos más que sorprendernos por algunas decisiones y desconcertarnos por cómo se minimizan los hechos que todos conocemos.

Pues resulta que esos “charlatanes” son los representantes del pueblo, elegidos democráticamente por unos ciudadanos libres y con plena capacidad para saber y decidir. Todo Estado democrático se basa en tres grandes pilares o poderes: el Poder ejecutivo, el Poder legislativo y el Poder judicial.
Tachar de “charlatanes” a unos, cargándoles con toda la responsabilidad, y absolver a otros es, como menos, oportunista. Por muy bien formados e inteligentes que estén unos y otros, siempre está el factor humano; es decir, como decía Ortega, “Yo soy yo y mis circunstancias”.
Tampoco olvidemos que cuando acudimos a los tribunales no queremos que se haga JUSTICIA, sino nuestra justicia. En fin, esperemos que “el ojo por ojo y el diente por diente” no nos dejen a todos ciegos y con dentaduras postizas. Salud.

De nuevo tenemos al Profe y a Violante compartiendo cartel. Y con un tufillo fascistoides que apesta. Añoran los tiempos de la democracia orgánica, unos cuantos mandaban y otros muchos tragaban.

Vale 142, llevas razón. No debo opinar así. Es mejor tu discurso llamando fascista a quien se desvíe de lo políticamente correcto. Seguramente que tu pituitaria se ha hecho tan selectiva que el tufillo lo notas aquí y no tu inmaculado entorno.

No te he llamado fascista, digo que tu comentario deja en el aire un cierto tufillo fascistoides, como tampoco he nombrado a tu entorno, que la verdad no sé si es inmaculado o no. Aunque es casi seguro que cada cual tiene la glándula pituitaria más o menos sensible según los olores de su entorno.

Es curioso lo de algunas personas, ellos pueden descalificar sin pensarse mucho sin ofenden o no (creo que llamar “charlatanes” en el sentido que el amigo Violante lo hace puede ofender o llegar a molestar a más de uno), pero si alguien le responder sobre su tufillo, que haberlo haylos, se siente indignado. La ley del embudo…