Cala - Huelva

Mejor erradicar el árbol genealógico de la familia, y renunciar a tener descendientes, que correr el riesgo de traer al mundo otros monstruos. Con esta motivación, Bettina Goering, hoy con 53 años, bisnieta del ex mariscal del Tercer Reich, jefe de la Luftwaffe y brazo derecho de Adolf Hitler, se hizo esterilizar hace años. Marcó para siempre su vida, casi como hacer penitencia por culpas no suyas, pero impreso encima del nombre que lleva. Ahora, lo ha revelado por primera vez. Lo ha hecho en una entrevista concedida al cineasta israelí Chanoch Zeevi, que con "Los niños de Hitler" ha producido un excepcional documental. Una recopilación de entrevistas a los descendientes de los máximos criminales nazis.

"Yo y mi hermano nos hemos hecho esterilizar para no crear otros Goering... sobre todo los parecidos: ojos, pómulos, el perfil, los míos son más parecidos que los de su propia hija", dijo Bettina. Añadiendo: "Me sentí responsable de las acciones de mi familia, por lo tanto responsable del Holocausto... mi padre no hablaba nunca de él, pero mi abuela lo adoraba". Goering, jefe de la Luftwaffe, ordenó los mortíferos bombardeos contra las poblaciones civiles de Polonia, Bélgica, Holanda y Reino Unido al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y fue uno de los más encarnizados antisemitas en el apogeo del Tercer Reich. Condenado a muerte en el proceso de Nuremberg, se suicidó en su celda.

El documental ofrece también otros testimonios terribles. Como el de Monika Hertwig, de 65 años, hija de Amon Goeth, el comandante de la cervecería de Plaszow que describió también la célebre película "Schindler's List". Goeth, mientras consumía su hipercalórico desayuno, untando paté, embutido y carne de cerdo cruda picada mezclada con cebollas y mostaza en el balcón de su casa de comandante, cogía el fusil Mauser calibre 9 y "se divertía disparando a mujeres deportadas que llevaban sus bebés en brazos, quería ver si conseguía matar dos personas con una sola bala".

Recuerdos terribles también para Niklas Frank, 70 años, hijo del infame Hans Frank, el jefe de zona al que Hitler confió el gobierno de la Polonia ocupada, con la orden de aniquilar a la nación, la sociedad, y la etnia polacas. "Mi padre me llevaba a menudo a visitar los campos de exterminio, todavía hoy sueño en las montañas de cadáveres". Quien sí se siente tranquila es Katrin Himmler, de 43 años, bisnieta de Heinrich Himmler, jefe de las SS. "Nunca he tenido miedo del hecho de que la sangre del perverso Heinrich corra por mis venas, un día le contaré a mi hijo toda la historia».