Alosno - Huelva

¡Que importa que haya cumplido
cincuenta y pico de años!
¿en que código de amores,
en que partida de cargos,
hay leyes que determinen
la edad de los enamorados?.
En cariños no hay fronteras,
ni senderos, ni vallados,
que el cariño es como un monte,
con un letrero en lo alto
que dice solo, ¡te quiero!
que hay caminos y montes,
y tambien hay senderos,
vericuetos de amores,
en ese manto dorado,
de los rastrojos de mi Alosno,
que pisan los enamorados,
¿que código lo dice, quien escribió
el reparto?.
En esto de amores no hay edad,
solo el corazón palpitando,
cuando beso tus labios rojos,
¡cuando cantas por fandangos!.
Mi código es quererte,
aunque tengas cincuenta y tantos.

El Poeta.

Muy bonito requetebonito poeta.
Un abrazo.

Maravilloso. Una vez más, ENHORABUENA.

Cantar es decir verdades
con un poquito de son.
Son palabras que, a los labios,
llegan desde el corazón,
y el corazón es un sabio.

Saludos

¡¡¡¡Toma castaña Ramon!!!!.
Un abrazo para todos.

En Alosno que padecí mal de amores,
yo que lloré con desconsuelo,
tuve la suerte de dejar mis lágrimas
en su suelo, suelo de roca y metales,
aires de pinos y romero,
jaras de flores blancas,
tierra de fandango alosnero.
Que en Alosno si se llora
siempre tendrás consuelo,
lo haces por una alosnera,
lo mejor del mundo entero,
yo que siempre fuí
de fácil enamorar,
más pena tuve cuando tuve que marchar,
busqué en tierra de cantes
de soleá y bulería,
era gitana de jerez,
Barrio de Santiago
la gitana que quería,
más llegaban aires alosneros,
¡que dificil de olvidar!
venía cargado de perfumes
del romero acariciar,
brisa traía de pinos,
y marismas de mi Huelva,
los rizos de sus olas,
y su sal marinera,
los suspiros traía el aire,
los suspiros de una alosnera,
los suspiros de unos labios rojos,
sus ojos esmeraldas eran,
sus manos eran caricias,
como acaricia una alosnera,
mi llanto se fué apagando
se fué alejando de ella,
pero mi mente sigue intacta,
como cuando un chiquillo era,
que el primer amor no se olvida,
por muchos años que cumpliera,
por mucha distancia por medio,
y aunque casada ella,
yo la sigo amando,
como me ama a mí ella.
Que ya son cincuenta y tantos,
y el cariño deja huella.

El Poeta.

La luna ese espejo
en el que yo me miro,
la que brama en latidos,
la que se echa a llorar,
la luna es la muralla
que todo lo separa
la luna esa esclava
que entre algodón descansa,
pues siente que se cansa
de tanto caminar.


El Poeta.

Ya voy llegando a Alosno,
su aire me huele a jara,
su otoño a tierra mojada,
su sonidos son fandangos,
su mañanas son luna clara,
su atardeceres son amores,
y suspiros de mi amada,
mi consuelo es un fandango,
y el llanto de una guitarra,
recordando a Toronjo,
al que ella acompañaba,
eran las manos del Pinche,
orfebre y pinceledas,
de ese arte alosnero,
que al mundo entero llevaban,
¡ahora su arte está en el cielo!

El Poeta.