Aljaraque - Huelva

Dos palabras, las del título de este comentario, que parecen estar peleadas entre si.
Huelva es una ciudad, ¡¡¡que no provincia!!!, altamente contaminada. Decir esto no es nada nuevo, no es algo que me saque de la manga. Es conocido y por su solución luchan muchas personas incluso contra quienes deberían de impedir que tal contaminación existiese.
La Marisma del Odiel está áltamente contaminada, tampoco es algo que me invente ni que yo vaya a descubrir en este instante. No se debería por tanto insistir en intentar defender lo indefendible, y que no es otra cosa que se deben de tomar medidas serias para dar una solución válida y definitiva a todo ese entorno.
Las Administraciones deberían velar por que todos sus ciudadanos (nosotros) tengan la mejor calidad de vida posible. La pregunta es si realmente acometen su función con la trasparencia que deberían, y si no antemonen intereses (del tipo que sea) que vayan en contra de los ciudadanos.
Existe la obligación moral de votar a quienes nos gobiernan, pero a veces por no se sabe que motivos, permitimos que nos gobierne quien no defiende nuestros derechos de la manera más justa posible.
La JUSTICIA debería igualmente estar a favor de quienes defiende el estado de derecho, debería estar pues en contra de la tropelía de ciudadanos y políticos que incumple la legalidad vigente. No basta con el conformismo de quienes aludiendo a la contaminación generalizada la dan por imposible de solucionar.
Aljaraque se convirtió durante varios años en un paraiso de la construcción, y para las constructoras. Siendo legítimo este hecho, pues de eso viven y dan trabajo, no es menos cierto que esto no se puede hacer a cualquier precio. Pero no son las promotoras quienes deben de regir nuestros destinos, si no las administraciones públicas que otorgan las licencias hasta en sitios contaminados.
Vease el caso de Nuevo Corrales, lugar que sirvió durante más de 100 años para actividades minero-industriales y que teniéndo altísimas concentraciones de contaminantes, se ha utilizado para dotar de suelo urbano a las promotoras.
Los ciudadanos, unas veces de forma callada y otras de manera airada, estamos en la obligación a cuestionarnos política y judicialmente estas cuestiones.
Existen formas de hacer las cosas bien, pero incluso existen formas de hacer las coas bien cuando por error, desconocimiento o ......, se pueden solucionar.
No es esta una cuestión de ecologísmo o sentimentalismo, es una cuestión de sentido común.
Llevan tiempo los ecologistas luchando por una Huelva mejor, el peor de los desprecios que se les puede hacer es, aún cuando están luchando de manera desinteresada, utilizarles como escusa para calificarles de moscas cojoneras.
Jorge