TU SOLEDAD Desde mi balcón te veo caminar. Con tus pasos lentos y cansados vas recorriendo, casi arrastrando los pies, el camino de tierra que te llevará hasta el lugar donde ella reposa en silencio. En una de tus manos llevas un bastón. Ese, que como un lazarillo, te ayuda en tu triste caminar haciéndotelo más llevadero, porque ya son muchos los años que arrastras a tus espaldas. En la otra veo un pequeño ramo de flores que hoy, en un día tan especial, has decidido entregarle. Quizás las flores que nunca en vida le regalaste, pero que hoy lo harás como un homenaje póstumo a quien durante más de cincuenta años fue la compañera de tu vida. Cuando apenas si las sombras de la noche se han disipado y el sol, convertido en un disco anaranjado comienza a asomarse tímidamente por el horizonte, tú estás ya ahí, camino del lugar donde ella te espera.
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