Reflexión Cuando se darán cuenta de que no somos el enemigo, somos humanos nacidos en la misma tierra, en el mismo lugar. Durante siglos hemos luchado contra nosotros mismos por creencias diferentes, por ambiciones y clasicismos raciales, Cuando cambiará la conciencia social que liberará las mentes de tales ataduras y permitirá entender que todos los seres de esta tierra no somos más, que un único ente unidos por las mismas raíces de este mundo. Cada vez que nos enfrentamos, cada vez que matamos, destruimos, mostramos debilidad, como si de una enfermedad se tratara. Estudiamos la sincronización de las moléculas y su comportamiento como un único organismo, intentamos corregir cuando éstas se destruyen entre ellas por una malformación de la cadena que las unió, estudiamos el comportamiento de animales e insectos, y la supervivencia de sus especies, no cerrándose en un único hábitat, si no, expandiéndose a otros, trabajando unidos, sin luchas internas y con un único fin, la supervivencia. Nos creemos tan inteligentes, desarrollando tecnología para la misma ambición y destrucción y a la vez somos tan estupidos que tenemos que aprender de la misma naturaleza, de un insecto. Hemos de entender que al igual que un insecto, estamos amenazados pero no por nosotros mismos, si no porque la naturaleza nos enseño que sobrevive aquel que es capaz de expandirse y adaptarse a nuevos hábitats. Vivimos en un único planeta rodeado de constantes peligros, y en lugar de luchar por la perpetuidad de la humanidad, de nuestros hijos, de nuestras familias, de nosotros mismos, de nuestras culturas y vivencias, luchamos con nosotros mismos porque no llegamos a entender que debemos unirnos para que el día de mañana podamos, y si es posible, enseñar a otros seres inteligentes, lo que significa la palabra amor, de lo que es evolución, de lo que es prospección Todos somos maestros y a la vez discípulos, no existen las diferencias de intelecto, de clases, de razas, lloramos y sufrimos de igual forma, amamos con el mismo sentimiento y la misma intensidad. Debemos pensar que somos hijos de la misma tierra, que nuestros cuerpos están hechos con la misma tierra y agua de este planeta, que todos sangramos igual y que al morir, nuestros cuerpos lo devolvemos a la misma tierra que un día nos creo. Dejar de luchar entre vosotros, comprender que todos somos hijos y hermanos, liberar la mente, aprender de los insectos y animales, luchar, pero luchar por la perpetuidad de nosotros mismos, de la humanidad...enseñemos a nuestros hijos que somos iguales, enseñarles el valor de la vida, enseñarles que vivimos en un solo hábitat, la Tierra, y que nuestra supervivencia depende de nosotros mismos, de nuestros esfuerzos y para ello debemos unirnos todos, para ello, deberá cambiar el pensamiento de una sociedad, la del mundo. Por que todos tenemos alguien el cual hemos perdido, por ambiciones de otros que nos lideran, corrupción de la libertad de nuestra sociedad. Pues la guerra, sigue siendo guerra indiferentemente del color de casco que lleven. |