Murtas - Granada

Es un hecho, todos queremos vivir. Un hecho asociado con una aplastante lógica: simplemente permanecer en este planeta nos da la categoría de vivir.

Igualmente me atreveria a decir que todos queremos vivir "bien". Sin embargo, aquí la lógica para consumar ese hecho es bien distinta. Hablaríamos pues, del "arte de vivir".

Las artes de vivir originales, surgidas de nuestra cultura occidental, tienden a degradarse en el consumo así como a desintegrarse en la prisa, la aceleración, la cronometrización, la burocratización.

Considero pues que tenemos que (re) aprender a meditar. Una meditación que tradicionalmente, en nuestra cultura, había sido relegada a la piedad del religioso retirado en su mundo y a la reflexión del filósofo en torno a algún problema. Tendría que estar en condiciones de convertirse en el antídoto de uno de los venenos principales de nuestra civilización, que exterioriza, desune, divide y acelera todo aquello que toca. Quizá pudiera convertirse en algo más que un antídoto: un medio para acceder a la contemplación del mundo inaudito que la ciencia nos revela, un medio de comunicarnos con el mistero de lo que llamamos real.

El hundimiento de las promesas de felicidad terrestre nos ha colocado frente a la radicalidad del sufrimiento humano. Este no proviene únicamente del hambre, la miseria, la servidumbre o la guerra. La abolición de estos flagelos suprimiriía inmensos sufrimientos, pero no resolveria el problema del sufrimiento. Hay otro sufrimiento que se extiende, se amplía y se profundiza ahí donde hay comodidad y prosperidad, y es el de la soledad, el tormento, la incomprensión, la angustia, la pérdida y la pena.

De esta forma, seria bueno tener en cuenta la contradicción que supone entender la angustia y el tormento, no sólo como males devastadores, sino también como virtudes de conciencia y de elucidación.

Entender la vida



Entender la vida
es mas que un reto
entender lo divino
es nuestro deber.

Debemos dejar de pensar
en nuestra muerte
para poder alcanzar la vida eterna.

La muerte limita nuestro ser
pero si no esta en tu mente
abre las puertas de alcanzar
lo imaginable.

La fe es lo primordial
el deseo, el creer
el amor es el camino
para alcanzar lo divino
siempre estuvo ahí
pero nuestro cuerpo mortal
nos hace olvidar
nuestra propia verdad
que somos parte
de un amor infinito.

Por que nuestro corazón
no hace otra cosa que olvidar
por que no poder recordar
cada momento precioso
por que solo recordar
fatalidad y desesperanza
si hay mucha mas bondad que maldad
que lleva a nuestro ser a sufrir,
acaso son las ilusiones de este mundo
acaso las ilusiones son mas importantes
que nuestro ser.

arte de vicir a la occidental