La Calahorra - Granada

A ver que os parece esto:

Quien más quien menos habrá seguido un foro o habrá leído el devenir de los comentarios de una noticia (da igual en qué medio o blog) cuando, de repente, se ha topado con un mensaje provocador, desmedido, insultante y totalmente fuera de contexto. Es un troll. Se trata de un curioso habitante de la red que se dedica a provocar y que se alimenta exclusivamente de la reacción del agredido. Si lo trasladamos del mundo virtual al mundo real, sería el chuleta que se coloca al final de la barra del bar y lanza improperios contra el primero que entra.


De su habilidad para tocar la fibra sensible del aludido dependerá lógicamente su éxito, que se mide en términos de la dimensión del follón que arme. Curiosamente, no hay tema o contenido que quede fuera de sus garras. Es cierto que hay cierta temática más proclive a la aparición de este curioso personaje, como puede ser la política, pero los hemos podido ver hasta en blogs sobre horticultura.

Don't feed the troll

('No alimentes al troll') Esta es la máxima que se debe seguir para hacer frente -o mejor dicho, esquivar- la embestida de este pendenciero habitante de la red. Pero no es tarea fácil y hasta curtidísimos periodistas como el conocido columnista del New York Times, David Pogue, no pudo reprimirse y cayó de bruces en las garras de los trolls. El suceso tuvo lugar cuando el periodista criticó amargamente la BlackBerry Storm . Los comentarios no tardaron en llegar, primero en forma de sana y legítima crítica, para luego dar paso a los trolls y toda su caballería con descalificaciones personales y que ponían en duda su capacidad profesional. Al principio, Pogue no entró inicialmente al trapo a contestar a las descalificaciones, pero después redactó un artículo en el que dejaba constancia intrínsecamente que el golpe le había dolido y mucho. En definitiva, cayó en la trampa hábilmente tendida por estos personajes.

Pero cuando el asunto se va realmente de las manos poniendo en un aprieto a los administradores y moderadores es cuando hay un fuego cruzado entre el provocador y agredido o bien directamente entre trolls. En estos casos, suele ser habitual que la temática degenere y se abandone tangencialmente el contenido que dio lugar al enfrentamiento, cayendo los aludidos en insultos y descalificaciones personales. En CNET profundizan en el asunto y analizan qué enmascara un troll. Estos ‘seres’ de la Red actúan de forma desmedida porque sabe que nadie le conoce y, mejor aún, que sus actos no tendrán ningún tipo de consecuencias. En este sentido, una forma de acotar el comportamiento de estos personajes es identificarlos, como reconoce Greg Sandoval del Washington Post.

A mí me parece que tu no llegas ni a troll. Te estrujas poco el cerebro y basta con cortar y pegar para poner verdes a los demás.

pues ya ha hecho mas que tu...

y que tu..que tú, que tú, que tú, borriquito como tú... tururú

que no sabe ni la u, tururú..........

sigue asi, que es posible obtengas la titulacion de
licenciado en burrologia.
para poner eso , hombre , mejor no lo hagas, y te metes el dedo , en la .....nariz, te sera mas de provecho.
BURRO QUE ERES UN BURRO.

Para ser un auténtico troll, hay que saber provocar. Exito conseguido.
Los pardillos caen. No me seas pardillo

el exito de la defensa, esta en el ataque.
no lo olvides.
cuando un martillo golpea una punta, o entra o se parte.
utiliza su estrategia y al final caera.