Cuevas del Campo - Granada

Mi recuerdo, cuando llego al Puente del Molinillo.
Lo imagino sentado en su silla en la entornada cochera.
El calor y el viento ruidoso, eran componentes, que
corren furiosos por el terraplén de la rambla.
nosotros sentados en un sofá oscuro y viejo,
él se acomodaba, hambriento de noticias.
El viejo Ma... duerme a cualquier hora,
un fantasma errante le toca sus piernas,
pero cuando mueve sus pies buscan alivio.
Es sencillo cuando se ríe, cuando vé un conocido.
Su figura frágil, con dificultad cruza el Puente,
porque nadie ha visto sus ojos cansados,
la cruz del olvido temblando en sus pies.
A veces murmura cosas políticas,
habla de todo, sobre todo escucha...
y otras veces pone en sus ojos un niño
y acuna en sus brazos su bastón marrón.
Cuando llegamos a su casa
se pone contento, brilla su mirar,
gorrión de la tarde, quiere hablar con todos,
y después se queda solo en su cochera.
Se queda mirando la calle vacía,
la luz que se pierde del día que pasó,
siempre se conforma comentando cosas de nadie,
el viejo Man..., vecino del lugar del Molinillo.
El recuerdo y el viento negro, eran dos,
que corrían furiosos por el terraplén de la rambla
y en un sofá oscuro y viejo,
él se relajaba sin su olvidado bastón caramelo.
AR. desde el caño J.