Cuevas del Campo - Granada

El NEGRATÍN:

Desde las cumbres serranas,
baja el resplandor del alba,
mostrando su vestido árido,
el altiplano de Zújar-freila.
Sopla plácido el viento,
sobre el valle entre cerros
Jaufil minado de cuevas
Y Jabalcón a sus pies: Los Baños.
¡Zújar! peña grande...
Libres las ramblas y la Alcanacia,
llevan sus aguas sobrantes al pantano.
Espejo de cristal, quieto,
formando muchos brazos.
Ve por los cejos las señas
de un lago azul intenso y erizado.
Los escasos árboles, con las hojas
que despiden de sus ramas,
se embarcan en su quietud
en bajeles verdes-plata.
Las aves surcan en planeados vuelos,
sus trinos libres, reclaman,
ellos con abrevaderos en las orillas,
son las ninfas de sus aguas.
Hasta los pinos se quejan
de ver que se rompe
la imagen, que tal vez sirve
de espejo a su gala.
Y para ver la tragedia
que en el salto le amenaza,
hacen balcón de la presa,
los visitantes que pasan.
Prisionero de sí mismo,
entre la presa se ataja,
y al caudal de sus chorros
lienzos de algodón arrastra.
Al precipicio se acerca
tan altiva su arrogancia,
que chocando con un dique
una nube de espuma exhala.
Copo a copo se despeña,
gimiendo al golpe sus aguas
de ver transformado en niebla
el que fue espejo verde- plata.
Pendiente lleva el rio libre
para que diga la fama,
que las dichas del pantano
en el Gualquivir acaban. AR.