Armilla - Granada

Bastante se ha apostado por un cartel que se quitó el mismo día que en Armilla se dejó de tener déficit presupuestario; un día se levantaba el armillero con un ayuntamiento endeudado, y como por arte de magia, venida de su vuecencia, o excelencia, o marqués de que castigo nos vino a todos de Loja porque allí no lo querían, desapareció; y el señor senador se transformó en el mago De Oz de los cuentos; si, a los ciudadanos de la villa le faltaba una historia increíble, y la han tenido, día por día, mes por mes, mientras su magnánima persona lo haya dispuesto así.

Aquellas llaves abrieron una caja donde estaban metidas las furias, y se extendieron por todas las calles, apagando las luces, dejando todo a media vela; nunca la luna había brillado tanto. Las llaves, esas que abrieron las puertas de todo menos de la verdad, esa verdad que se le denegó el paso en la casa consistorial, tuvo que marchar y divagar por caminos tortuosos. Gracias a dios no por mucho tiempo.

Ay de dios, esperanza vana, de una batalla que se perdió en una prebenda, y en el asesinato de las letras de un periódico; y en la biblioteca de Armilla se hace lo que su señoría manda, si señor, como en los mejores tiempos del régimen; aquí solo se lee lo que a su menda le parezca; y la libertad de expresión es herida bajo el mandato de su báculo. Esperemos que se quede solo en senador, y supuesto alcalde. Si ascendiera más sería más dictador que Rajoy.

La dejadez, esa señora que llega por falta de dedicación, y de cariño en la encomienda, campa a sus anchas por calles y plazas, ¿estaremos siendo castigados por votar más en este pueblo a la rosa que a la gaviota?

Hasta cuando ha de abusar, su señoría, de la paciencia y la buena fe de las gentes de esta villa; la crispación en los plenos, y los anónimos injuriosos en las plazas, tan corriente bajo su mandato; y ese anuncio, un monumento a la falsa, a la manipulación de tantas voluntades, creyendo en su palabra, que ahora se ven traicionados.

Solo le pedimos que una vez diga la verdad, y quizás, los títulos sobren, ni alcalde ni senador valgan para hacer de una persona tan digna y tan de excelencia que si esta es merecedora cuando tenga el don de la palabra.

Cuando se vaya, llévese su vanidad, y sus brindis al Sol; los ciudadanos de este municipio no nos hace falta gente con esos donaires.

Váyase con tanta tranquilad como paz deje; y quizás, será lo único que le agradezcan las gentes de esta villa.