De los errores no se aprende MARCIANO OnFB Me gusta esta Página · 15 de mayo NO LANATA,EN EL MUNDO "NO SE NOS CAGAN DE RISA" Para el "Montonero" Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz:"Europa debe aprender la lección de Argentina". “En los 90´s,fue el FMI el que guió a la Argentina a aplicar las políticas de austeridad y de Ajustes salvajes con resultados desastrosos.Mientras hoy en Europa no aprendieron la lección.Y ahora de nuevo,Europa debería prestar atención al crecimiento argentino,que muestra que hay vida después del Fondo Monetario Internacional." ---------------------------------------------------------- “Con la guía del FMI, los resultados fueron desastrosos” El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz reivindica el camino elegido por Argentina tras la caída de la convertibilidad y el default, “aun contra lo que mucha gente considera buenas prácticas económicas”. Por Tomás Lukin y Javier Lewkowicz Joseph Stiglitz es un militante en contra de las recetas de ajuste fiscal, que proponen una “devaluación interna”, vía baja de salarios y del sometimiento de los deudores hacia los acreedores. Años atrás, la Argentina padeció esos males como ningún otro país, situación que pudo dejar atrás a partir de la aplicación de un conjunto de políticas económicas de signo opuesto, como la recomposición de la competitividad a partir de una fuerte devaluación, compensada con expansión del gasto público y política de ingresos al estilo keynesiano, y una fuerte reestructuración de la deuda externa que repartió los costos del default. Por eso Stiglitz se volvió un defensor del modelo argentino. “En los ’90, fue el FMI el que guió a la Argentina a aplicar las políticas de austeridad, con resultados desastrosos. En la Zona Euro no aprendieron la lección. Ahora de nuevo, Europa debería prestar atención al crecimiento argentino, que muestra que hay vida después del default”, explicó en un reportaje exclusivo a Página/12. A primera hora de la mañana y justo antes de partir hacia Chile, el Premio Nobel 2001, mientras saboreaba un abundante desayuno americano al aire libre con pan, huevos poché, tocino y frutas, abordó en profundidad la crisis del euro, las salidas posibles para las economías más débiles, la incapacidad de los gobiernos de Alemania y Francia y las nuevas administraciones de corte “tecnócrata” que surgieron en Italia y Grecia. Stiglitz recordó el reportaje que en agosto este diario le realizó en la ciudad alemana de Lindau, donde se desarrolló la conferencia mundial de Premios Nobel de Economía. Admitió que, en relación con aquella charla, su percepción respecto de la crisis europea se volvió más negativa. “Europa y el euro van camino al suicidio”, sintetizó. Recomendó que Grecia abandonara la moneda común. También subrayó la relativa relevancia del contexto internacional favorable para explicar el desempeño económico argentino, se refirió a la inflación y al giro de utilidades de las multinacionales. Esta semana Stiglitz se reunió con la presidenta, Cristina Fernández. “Tanto Néstor, cuando tuve la oportunidad de conocerlo, como Cristina me parecieron dos personas muy interesantes. Aunque ella es más pasional”, contó. –Usted menciona que “Argentina esta vez lo está haciendo mejor”. ¿Qué explicación le encuentra al buen desempeño de la economía nacional y de otros países emergentes? –En la Argentina, el fin del régimen de la convertibilidad y el default generaron un alto costo y un intenso período de caída. Luego la economía comenzó a crecer muy rápido, incluso en ausencia de lo que mucha gente considera las “mejores” prácticas económicas. Creo que Argentina, Brasil y China desplegaron muy buenas políticas macroeconómicas, al aplicar estímulos keynesianos bien diseñados, para apuntalar la economía, diversificarla y mejorar la situación en el mercado de trabajo. A la vez, las regulaciones bancarias en muchos países en desarrollo son de mejor calidad que las de Estados Unidos y Europa. En algunos casos, eso se debió a que los países ya habían atravesado grandes crisis. –¿Qué papel juega el contexto internacional favorable? –Ustedes se beneficiaron del continuo crecimiento económico de China. En ese sentido, se puede decir que tuvieron suerte. –Se refiere al llamado “viento de cola”. –Sí, pero para explicar el resultado final sin duda se necesita más que eso. Argentina mantuvo el flujo de crédito, devaluó su moneda e impulsó la inversión en salud y educación. También fue importante que Brasil creciera. Un factor fundamental, por supuesto, fue la reestructuración de la deuda, que de hecho puede servir como guía en otros procesos similares que requieren ser abordados ahora en Europa. Las políticas aplicadas, en conjunto, le permitieron comenzar a mejorar la elevada desigualdad de ingresos. –El superávit en cuenta corriente se reduce a medida que la economía crece. Un factor que genera una importante merma de divisas es la remisión de utilidades y dividendos de las empresas multinacionales. ¿Qué podría hacer Argentina para afrontar esa tensión? –Los beneficios de algunas empresas se deben a rentas tipo monopólicas, a raíz de la falta de competencia. Para atacar eso, lo que se hace es introducir competencia, de forma que la magnitud de esas rentas baje. Abrir los mercados puede generar fuertes retornos sociales. Probablemente algunos de los problemas se solucionarían con más competencia. Depende mucho del sector. –¿En qué medida los tratados bilaterales de inversión que firmó Argentina reducen el margen de acción para regular a las multinacionales? –Muchas acciones que se pueden tomar en términos de regulación pueden terminar en demandas, argumentando que se introdujeron cambios en los términos del contrato. Hay que tratar de salir de esos acuerdos y además pelear en las cortes. La política económica no debe ser dictada por esos convenios. La crisis europea –¿Por qué la crisis se instaló en Europa y no se visualiza una salida? –Creo que el problema fundamental es que la concepción general de la Unión Europea fue errada. El tratado de Maastricht estableció que los países mantuvieran déficit bajos y reducida proporción de deuda en relación con el PBI. Los líderes de la UE pensaban que eso sería suficiente para hacer funcionar el euro. Sin embargo, España e Irlanda tenían superávit antes de la crisis y una buena proporción de deuda en relación con el PBI, y aun así están en problemas. Uno podría pensar que, en función de los acontecimientos, la UE se ha dado cuenta de que esas reglas no eran suficientes, pero no han aprendido. –¿A qué se refiere? –Ahora proponen lo que llaman una “unión fiscal”, que en realidad es sólo la imposición de mayor austeridad. Reclamar austeridad ahora es una forma de asegurarse que las economías colapsen. Creo que el esquema que Alemania está imponiendo al resto de Europa va a conducir a la misma experiencia que Argentina tuvo con el FMI, con austeridad, PBI cayendo, magros ingresos fiscales y, por eso, la supuesta necesidad de reducir más el déficit. Eso genera una caída en espiral, que conduce a más desempleo, pobreza y profundiza las desigualdades. El déficit fiscal no fue el origen de la crisis, sino que fue la crisis la que generó el déficit fiscal. –¿Qué rol juega el Banco Central Europeo? –El BCE hace las cosas todavía más complicadas, porque tiene el mandato de enfocarse sólo en la inflación, cuando en cambio el crecimiento, el desempleo y la estabilidad financiera importan mucho ahora. Además, el BCE no es democrático. Puede decidir políticas que no están en línea con lo que los ciudadanos quieren. Básicamente representa los intereses de los bancos, no regula el sistema financiero en forma adecuada y hay una actitud de estímulo a los CDS (Credit Default Swaps), que son instrumentos muy dañinos. Esto también es muestra de que los bancos centrales no son independientes, sino que son políticos. –¿Cómo explica que Alemania y Francia estén empujando a los europeos hacia ese abismo? –Creo que ellos quieren hacer las cosas bien, pero tienen ideas económicas erradas. –¿Están errados o en realidad representan intereses de determinados sectores? –Creo que ambas cosas. Por ejemplo, es claro que están poniendo los intereses de los bancos por encima de la gente. Eso es claro para el caso del BCE, pero no creo que lo sea para Nicolas Sarkozy o Angela Merkel –presidente de Francia y canciller de Alemania, respectivamente–. Creo que ellos están convencidos. Pueden estar protegiendo a los bancos, pero lo hacen porque creen que, si los bancos caen, la economía caerá. Por eso digo que tienen una mirada errada, aunque no creo que estén poniendo los intereses de los griegos o los españoles en el tope de la agenda. Eso es otro problema, la falta de solidaridad. Ellos dicen que no son una “unión de transferencias de dinero”. De hecho, lo son, pero la transferencia de dinero va desde Grecia a Alemania. –¿La unión monetaria es un problema en sí mismo? –Sí, es un problema. No hay suficiente similitud entre los países para que funcione. Con la unión monetaria ellos se quedaron sin un mecanismo de ajuste, como es la modificación de los tipos de cambio. Es como haber impuesto un patrón oro en esa parte del mundo. Si tuvieran un banco central con un mandato más amplio que contemple, además de la inflación, el crecimiento y el desempleo, y además con una cooperación fiscal real y asistencia a través de las fronteras, entonces sería concebible que funcione la unión monetaria, aunque aun así sería difícil. En el actual esquema, puede funcionar, pero con un enorme sufrimiento de mucha gente. –¿Qué análisis hace de la aparición de gobiernos tecnocráticos como el de Mario Monti en Italia o el de Lucas Papademus en Grecia? –El principal problema es haber creado un marco económico a partir del cual la democracia quedó su-bordinada a los mercados financieros. Es algo que Merkel sabe muy bien. La gente vota, pero se siente chantajeada. Se debería reformular el marco económico, para que las consecuencias de no seguir a los mercados no sean tan severas. –En agosto usted dijo que el euro no tenía que desaparecer. ¿Cuál es su postura ahora? –En aquel momento era más optimista. Pensaba que los líderes se iban a dar cuenta de que el costo de disolver el euro era muy alto. Pero desde ese momento, la confrontación con el mercado empeoró y la incapacidad de los gobiernos europeos se volvió evidente. En lugar de aprender de sus errores, los están repitiendo. Creo que realmente quieren sobrevivir, pero demostraron falta de entendimiento de economía básica, lo que me hace tener más dudas. –¿Es posible tener un euro a dos velocidades, como algunos economistas proponen? –Un euro a dos velocidades es una de las formas de ruptura del euro. Eso puede ser posible, la solución puede ser la creación de dos monedas con más solidaridad entre ellas. La moneda única contribuyó al problema. No era inevitable el estallido, pero pasó. Cuando se reconoce que los mercados tienen cuotas de irracionalidad, quizá se prefiera mantener más autonomía monetaria. –Usted dice que la restructuración de deuda es buena para las finanzas públicas europeas y pone el ejemplo de Argentina. Pero nuestro país también devaluó. ¿Cree que Grecia necesita adoptar esa medida? –Esa es la pregunta fundamental. Grecia va a tener que reestructurar su deuda, algo que todos aceptan ahora, a diferencia de hace un año. Si se hubieran hecho las cosas bien hace dos años, la reestructuración se podría haber evitado. En cambio, impusieron austeridad. Ahora la pregunta es, dada la reestructuración, ¿será suficiente para recomponer el crecimiento económico? Creo que para Grecia hoy la respuesta es no. A menos que tengan algún tipo de ayuda externa, incluso después de la reestructuración estarán bajo un régimen de austeridad. Por eso el PIB va a caer más. No tienen competitividad y hay dos maneras de lograrla. Una es a través de una devaluación interna, pero si los salarios caen, reducen todavía más la demanda y vuelven más débil la economía. En cambio, si Grecia sale del euro y devalúa, la transición será difícil y compleja, pero una vez que el proceso haya acabado, el hecho de que Grecia limite con la Unión Europea será un impulso a la recuperación.Nuevos bancos se instalarían y habría más comercio. (Fuente:https://ww.pagina12.com.ar/diario/economia/2-183012-2011-12-09.html). “No han aprendido de la Argentina en Europa” Convocados por la Facultad de Ciencias Económicas, Joseph Stiglitz y la presidenta CFK cuestionaron el sendero económico elegido por Europa para salir de la crisis. El Nobel elogió la política argentina de crecimiento y la puso como contraejemplo de la europea. “Los países de Europa no aprendieron de la Argentina. Y el resultado fue que para enfrentar la crisis aplicaron un conjunto de políticas que empeoraron las cosas rápidamente”, afirmó ayer el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, frente a un nutrido grupo de funcionarios, militantes y la propia Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, con quien compartió una disertación en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada sobre crisis de deuda. El economista elogió el rumbo de política que adoptó el Gobierno desde 2003 y criticó la postura neoliberal que explica la crisis de la deuda en Europa a partir de un excesivo gasto público, que propone salvar a los bancos y deprimir la demanda agregada. “Esto lo sabía Néstor Kirchner, cuando en las Naciones Unidas sostuvo que los muertos no pagan las deudas. Hacía falta crecer para pagar”, dialogó CFK con el Nobel. Stiglitz es profesor en la Universidad de Columbia y se enrola en la corriente de los nuevos keynesianos. Desde el punto de vista teórico, se distingue de las posturas más ortodoxas porque subraya los problemas derivados de las imperfecciones del mercado y hace hincapié en la necesidad de la regulación estatal. Desde el estallido de la crisis de las hipotecas subprime y la creciente fragilidad en Europa, Stiglitz cobró protagonismo por criticar la salida que el neoliberalismo propone y se convirtió, junto con otro Premio Nobel, Paul Krugman, en referentes de la opción heterodoxa en el contexto actual. Ambos elogian la dinámica de la economía argentina desde 2002, que salió de la crisis con políticas expansivas y logró trasladar a los acreedores parte del quebranto que generó la convertibilidad, a través de la reestructuración de la deuda. “Desde la década de 1980 ha habido más de cien crisis de deuda en todo el mundo. Pensábamos que los mercados funcionaban, pero lo cierto es que las ideas del Consenso de Washington estaban equivocadas. Esas recetas derivaron en serias crisis de deuda, con consecuencias brutales sobre las sociedades. En este tipo de crisis se tiende a criticar al que tomó prestado. Pero todos los préstamos tienen dos partes. El acreedor tiene tanta responsabilidad como el que toma prestado. Tal vez el acreedor es incluso más responsable”, analizó el economista, idea que luego retomó CFK, al afirmar que “el acreedor es el que tiene la expertise acerca de cuáles son los que pueden devolverle el dinero”. “Después de la crisis argentina, se habló mucho de la creación de un esquema de desendeudamiento, un código de quiebra internacional. De modo similar a la Ley de Quiebras para el ámbito privado, un mecanismo de reestructuración de deudas soberanas. George Bush –ex presidente de Estados Unidos– vetó esa idea. Ahora el default está en el tapete otra vez, pero no en las economías emergentes, sino en Europa”, dijo Stiglitz. El Nobel comparó algunos de los problemas que atraviesan las economías más débiles de Europa con la situación argentina en 2001/02. Mencionó entre las similitudes el alto nivel de deuda en relación con el Producto y la existencia de una paridad cambiaria fija. “Los países de Europa no están en una zona monetaria óptima. Son economías muy diferentes que procuran compartir una moneda. Con la unión monetaria, resignaron el mecanismo del tipo de cambio y la tasa de interés y no lo reemplazaron”, indicó. El economista afirmó que los problemas de deuda pública en los países de la periferia de Europa no fueron causados por un sobreendeudamiento estatal. Lo que sucedió, en cambio, fue que, ante la crisis, los gobiernos se hicieron cargo de las deudas del sector privado, en especial los bancos. “Los mismos dirigentes que culparon al gobierno fueron los que insistieron en que el Estado se hiciera cargo del problema de los privados”, completó. “En Estados Unidos y Europa no seguimos las reglas capitalistas, porque tuvimos rescates masivos al sistema financiero. Los bancos aterrorizaron a los gobernantes, diciendo que sin rescates se habría acabado el capitalismo. Pero eso habría sido bueno, porque se hubiese terminado esa forma de mal capitalismo”, criticó el estadounidense. En la misma línea, CFK luego analizó que “lo que se está haciendo ahora, restringir el consumo y que la gente no tenga para comprarse la heladera, el auto o la casa, no es capitalismo. Hay una distorsión, se pasó de concebir en el eje a la producción para reemplazarlo por el capitalismo de banqueros”. Stiglitz advirtió que el problemas de la deuda es el síntoma de distorsiones más profundos. “En gran medida, la crisis está causada por una estructura económica con fallas fundamentales. El formato actual, el diseño de la Eurozona, no funciona”, analizó. Al abordar la respuesta frente a la crisis, la similitud con Argentina se convierte en un contraejemplo. “No aprendieron de Argentina. Y el resultado es que aplicaron un conjunto de políticas que empeoraron las cosas rápidamente. Cuando empezó la crisis, Grecia tenía un nivel de deuda del 110 por ciento al PIB y luego pasó al 250 por ciento. Bajaron el Producto, matando a la economía y subieron la deuda a través de intereses altos”, enfatizó. “Demasiados países respondieron a la crisis con políticas de austeridad. La lógica que utilizan es que la deuda es el resultado de gastar demasiado. Por eso, la solución es gastar menos. Sin embargo, España, por ejemplo, estaba en posición de superávit antes de la crisis. La debacle fue la que causó el déficit y no al revés. Europa está confundida con este tema de la austeridad. Generan un problema de falta de demanda agregada. Si recorta gastos el gobierno, baja la demanda y sube el desempleo. Como baja la producción, bajan los ingresos. La austeridad enlentece la economía. Los beneficios del ajuste fiscal son siempre una desilusión. No existe economía que se haya recuperado con austeridad”, indicó Stiglitz. El Nobel explicó que “Argentina modificó el tipo de cambio y reestructuró la deuda para salir de la crisis. Si hubiera tomado sólo una de esas medidas, no lo habría solucionado. Para Europa es la misma lección”. Finalizó con otro elogio: “Argentina mostró que no fue fácil, pero que es posible responder a la crisis. Que si se gestiona este proceso bien, la economía tiene posibilidades de seguir adelante”. (Fuente:https://ww.pagina12.com.ar/diario/economia/2-200988-2012-08-14.html ). — con Nestor Carlos Ka, Armiche Padrón Suárez, María Pilar Padrón Padrón, Roberto Ojeda, Patri Torres, Norma Ramírez, Pauli Padrón, Sol Martina, Victoria Ka y Beatriz Barrio. |