Algarinejo - Granada

En rueda de prensa desde el Palacio de la Moncloa, Mariano Rajoy dejó entrever ayer la naturaleza inane de su mandato electoral. De manera insultante, el presidente se dirigió al conjunto de los españoles como si de un jardín de infancia se tratase, regañándonos a cada frase y repitiendo obviedades. El concepto que los políticos tienen del pueblo español quedó una vez más de manifiesto: nos toman por rebaño. Nada de autocritica, nada de concreciones, nada de sacrificios para la casta. La culpa es nuestra.

Tras la comparecencia, sólo dos certezas quedaron en el ambiente: los recortes no han hecho más que empezar y el "rescate total" está muy próximo. Es indignante que cuando la demanda de transparencia a los políticos, el fin de sus prebendas y la inviabilidad del estado autonómico es clamor entre los españoles, el ejecutivo siga mirando hacia otra parte (hacia el Banco Central Europeo ergo Alemania) pretendiendo soportar a toda costa el fracaso político del Estado demo-liberal español a cambio de la financiación de una deuda contraída por una banca estafadora y unos políticos corruptos.

El sistema está quebrado y sus principales impulsores y beneficiarios jamás pueden ser el antídoto. Es el turno de la sociedad, es el tiempo de las personas. Los falangistas venimos desde hace lustros denunciando la falacia de la partidocracia liberal, que se ha arrogado el título de democracia cuando en realidad sus intereses son refractarios al bien común originado en la dignidad de la persona, en cuyos enunciados radica la base de la democracia que los falangistas preconizamos. Una Democracia con mayúsculas, la Democracia del trabajo, donde se exige la implicación participativa de los ciudadanos en los órganos de gestión desde los entornos más próximos a su realidad cotidiana: familiar, comunal y sindical. Asociacionismo vecinal, vertebración sindical de la producción, impulsión de la familia como asidero vital, nacionalización del servicio del crédito, son algunas de nuestras propuestas desarrolladas y actualizadas hasta hoy desde que fueron impulsadas por nuestros fundadores hace más de 80 años. Ahora son muchas las organizaciones y colectivos que se inspiran en ellas para plantear alternativas de futuro. Aunque adolezcan de plenitud, bienvenidas sean. Nos tendrán a los falangistas con ellas, allá donde se defiendan. Patriotismo es proyecto y también unidad.

Ya que los partidos políticos se han demostrado cuando menos ineficaces en su gestión y perniciosos en sus ambiciones, patrimonializando en exclusiva la soberanía nacional, hay que preguntarse los porqués. Y las respuestas siempre nos llevarán al progresivo desistimiento generalizado entre la sociedad española para asumir responsabilidades. Eso se ha traducido en el consecuente aumento de la voracidad partidista, que se ha encontrado sin oposición a sus manejos. Es hora de decir basta, alto y claro. Españoles responsables serán españoles soberanos.

A esa responsabilidad apelamos ahora los falangistas, haciendo un llamamiento a la movilización frente al desmantelamiento de nuestro precario estado del bienestar y a la organización para diseñar modelos más acordes con la naturaleza y las necesidades de las personas.

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