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La inmigración musulmana funciona como una ‘diáspora’

Enrique de Diego. 9 de mayo de 2010

Josep Anglada, en su libro ‘Sin mordaza y sin velos’, plantea una cuestión muy interesante, y hasta cierto punto decisiva para el enfoque de la materia, respecto a la inmigración musulmana que estaría funcionando según los criterios de una ‘diáspora’. En el capítulo XI del citado libro, “La diáspora musulmana, entre nosotros”, explica que los movimientos migratorios que pueden ser calificados de diásporas implican:
• Un movimiento forzado o voluntario que va desde la región de origen hasta una nueva región o regiones
• Una memoria compartida sobre la región de origen, el compromiso de preservar dicha memoria y la creencia en un posible retorno
• Una fuerte identidad étnica que se mantiene en el tiempo y la distancia
• Un sentido de solidaridad hacia los miembros del mismo grupo étnico que viven en otras áreas de la diáspora
• Y cierto grado de tensión respecto a las sociedades de acogida.
Es decir, las inmigraciones marcadas por la diáspora no buscan, de partida, la integración, sino precisamente la preservación de sus costumbres, de su identidad. Es decir, "trasladan" Marruecos o Argelia o Pakistán a las zonas de España donde se asientan. Trasladan, sobre todo, el islamismo. De esa manera, indica Anglada, “los miembros de la diáspora pueden transigir en cuestiones como el respeto a las normas más elementales (horarios, normativa de tráfico, uso de la moneda local, etc.) o en cuanto a las relaciones laborales y económicas; pero, como la historia y la realidad presente demuestran obstinadamente, tratarán por todos los medios de mantenerse aislados con respecto a sus usos y costumbres, a sus creencias y prácticas religiosas o culturales, preferiblemente a través de su concentración espacial –formando auténticos guetos—en pueblos o barrios acotados en donde, al constituirse como una minoría influyente o incluso, en algunos casos, como una mayoría social, tratarán de imponer su propia cosmovisión, sus peculiares “rules” o normas al margen de las convenciones autóctonas que nos hemos dado”.

Tal esquema entraña e incuba un fuerte componente de conflicto. De ahí que resulte simplemente demencial que la inmigración musulmana esté siendo subvencionada, como el hecho escandaloso en marcha de que el PSC, Montilla, el Ayuntamiento socialista de Cornellà haya cedido suelo público para la construcción de una macromezquita que llevaría aneja una ‘madrasa’ o escuela coránica, de la misma línea y funcionamiento que las de los talibanes en Afganistán.
El debate está abierto. Y va a ser clave en las futuras elecciones catalanas.

Otrosí: ‘Sin mordaza y sin velos’ (Editorial Rambla), de Josep Anglada, estará a la venta desde hoy en todos los centros de El Corte Inglés de Cataluña (y del resto de España, claro).
Enrique de Diego

https://asclasesmedias.blogspot.com/2010/05/la-inmigracion-musulmana-funciona-como.html