Historias: El pescado que llegaba al pueblo en la Edad Media El precio del pescado según los Fueros de Villaescusa, Siglo XIV. Sabemos por los Fueros de Villaescusa de Haro que por aquellos tiempos en que el maestre don Fadrique los otorgó a la villa, y aún antes, ya llegaba el pescado del mar al pueblo. Lo traían de Valencia en mulas, metido en sacas húmedas para que llegase fresco. Eran sardinas principalmente lo que se traía. La temporada de la venta empezaba en noviembre, por la festividad de los Santos y terminaba pasada la Semana Santa. Más allá de esas fechas sólo podía comerse lo que se traía del río y lo que hubiere en salazón (Las bacalás que venían en sacas y los arenques que muchos hemos alcanzado a ver expuestos en cubas redondas en el mostrador de las tiendas) Los regatones, desde la Edad Media, pasaban por el pueblo de corrido, sin apenas detenerse para que no se estropeara la carga que tenía que llegar a Belmonte, pueblo más grande dónde era mayor el mercado. Los que traían el pescado recibían ese nombre: los regatones. A su paso por el pueblo salían al camino a esperarlos las pescaderas, a las que vendían su mercadería de sardinas frescas y se iban. Estas vendían además la pesca de todo el año, es decir, lo que los pescadores de barbo y anguila traían del río que costaba 12 maravedíes. Muchos pescaban de furtivo, a escondidas de los arrendadores de canales, ríos y molinos de la ribera que también pescaban en lo suyo. Los Fueros hablan de la diferencia de precios: mientras que este pescado de río costaba doce maravedíes, los regatones que traían el pescado de mar, vendían las sardinas a seis maravedíes la libra. |