HISTORIAS PARA CONTAR-8 VILLAESCUSA, LA ENGALANADA. Ella, Villaescusa, ¡qué casualidad, su nombre es femenino! es el nombre de una villa, que por su poderío se excusa de pagar unos tributos (atributos femeninos el saber engatusar y salirse con la suya). Villa de castillo, en tiempos de cortesanos, que vista desde donde se mire, se percibe su elegancia de moza orgullosa y engalanada dispuesta siempre a recibir la visita inesperada. Acogedora, pequeñita, humilde y a la vez soberbia , cobija entre sus brazos su tesoro más preciado, su capilla de la Asunción, también femenina, y con autoridad matriarcal, dirige a todos sus hijos, para que, sin celos por su cuidado, la ayuden a preservar su bien querido. Como buena madre y mujer, coquetea con el verde y amarillo en primavera , que le aportan los cereales y los girasoles. Se viste de ocres en verano, producto de la siega. Se adorna de hojas de vid en septiembre, para ser visitada en sus campos por los vendimiadores, para que no falte vino en la buena mesa de las celebraciones, y allí, en espera de los días de tímido sol de invierno, esperan pacientes sus olivas, para ser acariciadas por todas sus ramas, dispuestas a ser descargadas de su preciado don, las aceitunas. Cuando recibe visita, por su buena educación, muestra a sus invitados todo aquello de lo que siente orgullosa: su Cristo, en su ermita; su iglesia de San Pedro, con su capilla; sus “frailes”, como ella familiarmente les llama; su fuente; sus balsas; su casa grande, con tantas puertas y ventanas como días tiene el año, el ayuntamiento viejo; sus plazas; el colegio, que bien pudo ser universidad, el resto de sus molinos y del pilar, y sus calles todas, tan limpias y aseadas,...Pero sobre todo muestra lo que más vale: su gente, que son sus hijos, y que son los que la hacen que sea hoy, ayer y siempre, Villaescusa, la engalanada.
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