Tarancón - Cuenca

Ya pasado el carnaval, es hora de llamar a las cosas por su nombre y comenzar a reconocer lo que realmente está sucediendo.

Por mucho que diga la concejala del ramo ante los medios de comunicación que ha sido todo un éxito, sobre todo de participación, el carnaval, en su tendencia actual, tiende a desaparecer, ¡como suena!; tan sólo la fiesta de los años sesenta parece que pervivirá, pero siempre que las autoridades competentes mantengan el botellón legalizado que realmente es.

Las máscaras han brillado por su ausencia tanto el lunes como el martes de carnaval. En el entierro de la sardina, aparte de la comitiva curial, cuatro máscaras (ni una más) y todas o la mayoría, menores. Ello demuestra que la gente no quiere cuenta con este tipo de carnaval; años sesenta y poco más.

Los desfiles es una transhumancia de gente (joven, ¡cualquier les pone contra!) de un local de diversión a otro, sin salirse de la cañada real en la que se convierte la calle Miguel de Cervantes. De aquí, allí. El que se salga, paga prenda. (Mismo comentario para el desfile de los años sesenta, aunque éste está más diversificado, sobre todo porque hay muchas más gente mayor que se disfraza, amén de los foráneos, que no conocen del pueblo de la misa la media).

Sigo --->

Con respecto a los desfiles, un verdadero aborregamiento embotellado. Todos al mogollón, empujando carritos de supermercados con bebidas alcohólicas facilitadas por Chinas Town’s. No se luce ni de día (No digamos el de los años sesenta. Mismo comentario pero aumentado por la cantidad de gente que va). De aquí, allí. El que se salga, paga prenda.

¿Y el horario de dicha transhumancia? Típico de la Adoración Nocturna. ¿Será porque aún no nos hemos quitado el gusanillo del velatorio de la sardina y, acompañando a los dolientes, estuvimos hasta bien pasada la madrugá? ¡Pero si no fue nadie al entierro!

Y ahora viene la pregunta del millón de dólares: ¿por qué siempre tenemos que confeccionar una festividad o celebración pensando en los horarios de la gente joven y no en la inmensa mayoría de las demás personas, si luego ellos van a su rollo y si tienen que dejar tirada la celebración lo hacen porque sí, sin remordimientos? ¿No es más fácil pensar en todas las demás personas y sacar el carnaval a la calle y que cada uno se divierta como es debido, sin franjas de edad ni eventos partidistas? Sólo tenemos que ver cuántas comparsas había de gente joven en el desfile de Piñata. No digo que fuera gente joven, que la había; digo que no había pandas ni peñas de gente joven íntegramente, como otros años ha habido. Este año, dicho desfile de niños y grandes; entreveraos, ni uno. ¡Ni siquiera la Peña Mayor! ¡Ah claro, esa es sólo para fiestas y carpas! Comprendo.

Sigo --->

Como sé que es muy fácil criticar, también me gustaría hacer lo contrario y proponer algunas medidas que creo se pudieran estudiar para revitalizar el carnaval, si es que éste tiene solución.

Primero: desfiles fuera. El carnaval está en la calle. El que quiera desfilar que se pasee, calle que va, calle que viene. Y el que quiera encauzar el aborregamiento, que lo haga en otras fechas, tratando de hacerle comprender que el carnaval es una fiesta espontánea de la calle.

Segundo: la calle Miguel de Cervantes, desde la Glorieta del Convento hasta la de Obras Públicas, ambos sábados, cortada desde las doce de la mañana.

Tercero: facilitar a los locales de hostelería de dicha calle y calles aledañas (Carmen, San Isidro, Reina Fabiola, la del casino, Plaza de la Tejera, etc), sacar terrazas a la calle para facilitar ese tapeo que proponen las instituciones, sobre todo el día de los años sesenta. Durante todo ese tiempo, se ambientaría dicha calle con música apropiada a cada sábado.

Cuarto: Como en dicha calle vive mucha gente, la música de dichas terrazas estaría sonando, como mucha hasta las dos de la madrugada, facilitando el descanso de aquellas personas que viven en esa calle y no quieren más juerga. A partir de esa hora, que cada uno se vaya donde quiera si no lo ha hecho antes.

Quinto: fuera instituciones tipo ayuntamiento de estas celebraciones. Está demostrado que lo que toca, lo fastidia y de qué manera Su función en estas fechas es facilitar la celebración del carnaval, pero no organizarlo, salvo lo que, por ley, le corresponda: expedir licencias para terrazas, cortar calles, controlar el tráfico, controlar horarios, ubicaciones de mercaillo, facilitar aparcamientos para esas fechas, etc. Lo demás, que sea la gente quien mande, que para eso es carnaval.

Sigo --->

Todo lo expuesto anteriormente no se me ha barruntado a mí solo. Durante todo el domingo, he estado constantemente oyendo los mismos comentarios que he indicado. Es una pena que los mandamases no los hayan oído, bien porque la gente les quiera pasar la mano por el lomo por la cuenta que les trae o bien porque estaban en casa durmiendo y llorando porque mañana es lunes y hay que ir a trabajar (¡bendita bendición hoy en día! Esa gente que llora porque tiene que ir el lunes a trabajar, debería estar todo el día del domingo celebrándolo por tener, hoy día, un tesoro, en vez de llorar el fastidio). De la gente joven, mejor no decir nada por no molestarles y no se despierten. ¡Pobrecitos míos!

Son los comentarios que el día después se oían en corrillos de aperitivos, en corrillos esperando el desfile, entre gente paseando. Es público y está en boca de todos.

Por último, y para terminar este testamento carnavalesco, me gustaría dejar constancia de la poca memoria que tenemos o que no queremos tener. Me estoy refiriendo a Madrid Arena. Parece que los únicos que no la han olvidado son los familiares de las menores muertas en dicha fiesta.

Durante la fiesta de los años sesenta, un local de ocio de este pueblo permitió que pasaran menores en su interior, con el único fin de conseguir su dinero fresquito (cinco eurillos de nada), pero jamás pensando en que se lo pasaran bien. Si a eso le añadimos que en su interior se permitía fumar, ¡apaga y vámonos! Si luego viene el llanto y crujir de dientes, pondremos el grito en el cielo y estaremos meses y meses escribiendo en este foro quién tiene la culpa de la muerte de jóvenes dentro de ese local, caso que ocurriera una desgracia que Dios no lo quiera nunca de los jamase: que si un partido, que si el otro, que si quien firmó, que quien abrió los toriles, … ¡y este pícaro gordo se lo comió!

Aquí sí que tiene que intervenir (¡y de qué manera!) el ayuntamiento y las fuerzas del orden público para evitar estos desmanes, que una vez que ocurren, ya no tienen solución, por muchos culpables que encontremos y muchos años se pasen en la cárcel, aunque, estéis pensando lo que yo: que jamás la van a pisar, por mucho daño que hubieran hecho.

Perdón por el rollo. Me he quedao más a gusto que soltando un apretón.

Salud para todos menos para los de siempre.

No pretendo ofenderte, pero estás amargaó.

Tranquilo que no lo haces. Con testa blanca y corazón negro, estoy curao de espanto. Siempre ha sido éste mi sino: cara pintada por decir lo que pienso.

Sin embargo, siempre ha habido, entre los demás y yo, una diferencia: mientras yo critico y trato de aportar ideas (descabelladas, utópicas, surrealistas, tontas, insulsas, desafortunadas, fuera de lugar etc.), los demás se limitaban a echarlas por tierra, como poco (eso sin pasarse de vocabulario); sin más. No aportaban ni tan siquiera una razón por la que consideraban una tontería lo que estaba diciendo o haciendo. Nada. Todo mal y se acabó, como si todo lo que viniera de mí fuera una tontería sin ni siquiera tratar de rebartírmelo. ¡Dices tonterías y basta!.

¿Amargao? Yo no diría tanto; más bien enfadado con la vida, unos días más que otros.

Siempre me ha gustado el método, la disciplina, fundamentales ambos para conseguir metas en la vida sin la “ayuda” de nada ni de nadie. Siempre me ha ido bien con ese estilo de vida, salvo por lo comentado en el párrafo anterior, que ya ha hecho callo en mí, por lo que ha pasado a un muy secundario lugar en mi forma de ser. Veo la sociedad como cuando uno, con mala leche, hace la mariposa en un tablero de ajedrez mientras dos personas están jugando una partida. No saben después donde estaba cada ficha; qué ficha tienen que levantar antes que la otra; cuál estaba comida y cuál sin comer. Así veo yo ésto, y el carnaval no iba a ser menos. Como traté de insinuar en el testamento anterior, el carnaval, tal y como está estructurado hoy en Tarancón, es flor de un día. Durará lo que duren las pocas personas a las que la inexorable vida les respete unos años más, si es que antes no se echan a un lado para, desde su mecedora y su mesa camilla, añoren lo que fue, pudo haber seguido siendo y no lo es.

Lo dicho al principio: no estoy ofendido. Estoy acostumbrado. Son muchos años.

Un saludo y agur.

Salud para todos menos para los de siempre.

P.D. -> para ti también salud, para que disfrutes la vida a tope.

Gracias,igualmente.

¿Còmo que hasta las dos de la madrugada...? ¿Còmo que facilitando el descanso de aquellas personas que viven en esa (y en otras calles) y no quieren más juerga...? ¿Cuando se facilita el derecho al descanso de los demás? Tu no vives en Tarancón...

yo me voy fuera, pero la verdad es un dia tampoco hay que quejarse

Por alusiones.

Yo vivo en Tarancón, y, además, en una zona muy concurrida cuando llegan las fiestas patronales. Todos los años, durante las fiestas, tengo que trabajar, pero eso no implica que la gente me moleste. Claro que molesta, pero son unos días para eso, para la fiesta y el pasárselo bien, y entiendo que hagan lo que hacen, siempre dentro de un orden social y fiestero. Son pocos días y se puede aguantar sin esfuerzo alguno.

Lo mismo digo con los carnavales. Creo que mi propuesta de tener música en la calle Miguel de Cervantes hasta las dos de la madrugada es una hora muy prudencial para todos, para los que quieren juerga y los que quieren descansar. Como bien dice tarancon32, es un día, además un tanto especial para la hostelería de Tarancón y, creo, que un esfuerzo por parte de todos es un pequeño grano para levantar la gran montaña de la recuperación de este pueblo. Otro cantar son las respuestas que quieres a tus preguntas; me imagino que te refieres a todos los fines de semana del año.

Cualquier sábado tonto del año nos quedamos viendo la TV hasta altas horas de la madrugada, y lo hacemos como algo muy normal, incluso cualquier día de la semana. Cuando llegan los sábados ponemos el grito en el cielo porque a esas horas nos queremos acostar y hay gente en la calle dando voces fuera de lugar. Eso es un problema de orden público, y quien lo debe resolver son las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, con el apoyo incondicional del ayuntamiento. Si no lo hacen, es un grave problema social.

Durante los carnavales, sobre todo, los dos sábados que incluye, hay más gente de lo normal en la calle, y eso, valga la redundancia, es normal, y así debe y debería ser in secula seculorum, precisamente por la fechas que son. Un "esfuercillo" no creo que sea muy significativo. Lo de los demás fines de semana del año, tendrás que pelearlo con el ayuntamiento, o bien, que éste se entere de lo que va la película, aunque mucho me temo que ni siquiera a pasado a la sala para verla; mucho menos sabrá de lo que va.

Salud para todos menos para los de siempre.