Pozoamargo - Cuenca

La mayoría de la gente lleva sus raíces muy dentro, sienten orgullo de su pueblo y de su gente; ejemplo vivo de ello son los gallegos o los catalanes.
Yo, a mi corta edad, puedo decir que nunca en mi vida me he sentido orgullosa de ser pozoamargueña, hasta hace 4 años, cuando dos jóvenes vecinos del pueblo se unieron porque tenían ilusión y ganas de levantar un pueblo que llevaba muerto décadas.
Esos 4 años de puro auge en Pozoamargo, sentí por primera vez en mi vida ORGULLO POZOAMARGUEÑO: todo era ilusión, convivencia, ganas, participación, alegría...
Ahora me pregunto: ¿qué ha pasado con todo eso que me hacía sentir orgullosa de ser de Pozoamargo? ¿Tanto odio y rencor se ha creado en tan poco tiempo como para destruir algo que los propios vecinos hemos forjado?
Y sigo preguntándome: ¿quién se ha creido con el derecho de quitarme a mi y a toda la gente buena de Pozoamargo, la ilusión y las ganas de seguir luchando para que nuestro pueblo siga creciendo? ¿quién se han creído que son para dividirnos? ¿que somos como los nazis y los judíos?
Señoras, señores... qué rápido se puede pasar de estar en la gloria sintiendo orgullo a estar en el infierno sintiendo vergüenza.
Por desgracia, y ahora más que nunca, ese es el sentimiento que me provoca a mi en estos momentos mi pueblo.