Enguídanos - Cuenca

¡Pero qué bonito es Enquídanos de noche!

El pasado fin de semana estuve allí y me volví a dar cuenta de la belleza que esconde el pueblo entre sus calles. Serían las doce y media de la noche cuando lo recorrí de cabo a rabo. La temperatura era ideal y la noche perfecta. A cada paso que daba mi memoria me devolvía a principios de los años ochenta, cuando me quedaba un par de meses con mis abuelos. Sin duda, la mejor etapa de mi vida. Y la de muchos de los que hoy son papás. El lavadero, el castillo, la cooperativa, el callejón de 'Espá' como decía mi abuela, la cuesta de las escuelas...

Subí por la calle San Roque, giré a la derecha y emprendí la cuesta de la plaza de Toros. Allí me paré para contemplar el castillo en todo su esplendor. El silencio apenas se rompía por los grillos. ¡Era genial! Y allí me tiré un rato pensando en los que ya no están, en los días y días que compartimos con ellos....

Seguí todo recto por la 'V-30' o carretera de circunvalación hasta llegar al Chorro. Me pegué un trago de agua y me supo a gloria. Bajé por la carretera del Chorro hasta el cruce de la carretera que va para el Salto. Y más de lo mismo: el pueblo iluminado precioso. Lástima que el silencio se truncó por los perros que tienen en el corral pocos metros delante de dicho cruce.

Subí por la piscina y escuchaba el chapoteo de aquellos veranos. Si parece que fue ayer cuando eramos unos renacuajos....

Y me paré en la cooperativa. Y se me escaparon unas lagrimillas pensando en aquellas fiestas con los carros haciendo de plaza de toros. O también contemplando como dinamitaban la montaña para sacar tierra para hacer el puente que hay sobre el campo de fútbol.

Y subí al Castillo... como buenamente pude porque entre los años y los kilos uno no está para esos trotes.

Y me senté junto al Corazón de Jesús. Allí estuve hablando con Él durante un buen rato, mientras miraba absorto toda la belleza del pueblo. Y de fondo el rugir del rio. Bajé por San Blas, subí hacia la plaza y me fui a la cama con una sonrisa, una paz interior y evocando mi infancia. ¡Ah! y a mis abuelos y aquellos que nos dejaron antes de tiempo.

¡¡¡Pero qué bonito es Enguídanos!!!

Firmado: Añoranza.

Ese mismo sentimiento es el que intenté reflejar cuando escribí "Enguídanos, mi sendero de versos".

Jesús

Es el sentimiento que produce la quietud y el silencio de la noche en un paisaje que tantos y tantos recuerdos nos traen...
Y a su vez, es el momento en que empiezas a darte cuenta que es el legado y los sentimientos que otros te han dejado, y el que tu paso deja, lo único importante.
Estamos de paso. Sí. Pero que hermoso es poder decir que hemos recorrido estos caminos.

Por cierto: ¿encontraste algún gamusino? Buen ardid para bajarse a las mozas al río en esas noches de agosto. Lo más hermoso es que yo llegué a verlos. ¿Aún quedará alguno que nos deje su pequeño haz de luz como en los cuentos de hadas que nos contabande cuando éramos niños?

José (JSV)

José (JSV) sí que me pareció ver algún gamusino a lo lejos. ¿Y sabes en lo que pensé? En las veces que la gente mayor del pueblo nos mandaba al río a buscarlos. ¿Te acuerdas? Jejejeje. ¡Y cuántas veces caíamos! Eramos ingenuos y ellos tenían mucha picardía. Desgraciadamente en estos tiempos se ha perdido la ingenuidad y todavía más la picardía.

Añoranza.

Para quien no lo sepa; contaremos lo de "ir a buscar gamusinos" en la oscuridad de la noche.
El gamusino (también gambusino, gambozino , gangüezno o gambutzí) es un animal imaginario que se utiliza en varias regiones de España y Portugal para gastar diversas bromas, tanto a niños como a cazadores o pescadores novatos. La más habitual consiste en convencer al novato de que el gamusino es un animal esquivo que sólo puede cazarse de noche.
En la mitología castellana se les representa como pequeños mamíferos o anfibios que viven en los árboles y matorrales, bajo los hongos o en las orillas de los arroyos.
En esta broma tradicional a los que se les invita a ir a cazar gamusinos, no paran de preguntar cómo son. Los responsables del juego hacen volar la imaginación a los más pequeños hasta el punto de hacérselos ver entre los árboles, mediante sombras con una linterna. Lo más probable es que una piedra o tronco sirva para ello. El acompañante está convencidosde que lo que han visto es esta especie imaginaria.
Además, en algunas zonas como en Enguídanos se utilizaba la expresión "irse a cazar gamusinos" como excusa para que una pareja tuviese un rato de intimidad por la noche en los pueblos. Allí en la playeta y en las riberas del río finalmente se acordó que los gamusinos eran las pequeñas luciérnagas que nos daban luz y que también eran difíciles de encontrar, si bien, la referencia eran esas pequeñas alimañas. Y finalmente tu pareja, o el rollo de turno, encontraba otro tipo de gamusino menos escurridizo (con perdón).

Hay que ir más "a buscar gamusinos". Más amor y menos guerra.

José (JSV- José Saíz Valero)

Buen poeta y mejor persona este Jesús, cuyo poemario es todo un canto al cariño que profesa a Enguídanos y que está escrito con el alma. Gente como Jesús es la que verdaderamente da sentido a este pueblo y su legado permanecerá cuando se vaya, que ójala sea muy tarde para poder seguir escribiendo con sentimiento nuevos poemas.

Añoranzas.

Modesto y escurridizo este Jesús. Aún lo estamos esperando en Amigos del Cabriel a ver si nos deleita con alguno de sus poemas. Desde que dejamos el foro de Pueblos de España sólo he podido verlo en una ocasión (por supuesto, en Enguídanos).
Hay un tiempo para cada cosa y por supuesto, Pueblos de España no está hecho para la cultura; tampoco para estar conectado con las personas que aman este pueblo. Y amar también es respetar a las personas y su obra (noi criticarlas sin ton ni son).

José (JSV)

Aquí el enlace muy curioso sobre los "gamusinos":
https://ww.youtube.com/watch?v=coppU39TdpI