Villaviciosa de Córdoba - Cordoba

El partido popular ha tomado nuevamente la calle de enmedio, se ha puesto el disfraz del Tempranillo y, desde lo alto de la colina, se dedica a pegar tiros aprovechando que las calles están medio vacías y que es difícil que pueda herir a nadie.

Por eso regularmente salen acusando a todos de ser malos malísimos.

Ahora les espían (seguro que lo hacen, no lo dudo), y acusa a los fiscales, a los jueces, a la policía y al gobierno.

También con el 11M acusaron no sólo a la ETA y a los servicios de inteligencia marroquíes, sino también a los servicios de inteligencia patrios, a la policía, la guardia civil, al PSOE y a un señor de Murcia que pasaba por allí.

La estrategia del PP es mezquina, como lo son ellos mismos, y consiste en que el poder soy yo y si no me lo devuelven dejo de respirar hasta que me ponga morado o, peor aún, rojo.

Nadie duda (al menos yo no dudo) de que el PSOE es un partido cicatero, corrupto, de analfabetos funcionales que sólo piensan en forrarse y que tiene tanto chorizo como mi querida tierra de Jabugo. Durante años he visto a sus dirigentes, desde ministros (recuerden al clon de Miliki: Barrionuevo), secretarios de Estado (Vera), consejeros, alcaldes y concejales entrar en dependencias policiales acusados de corrupción (cuando menos: lo del GAL fue de traca), cohecho, apropiación de caudales públicos, mentirijillas de Pinocho y demás variedad delictiva. Los sociatas han hecho más o menos aspavientos dependiendo de la realidad de las acusaciones: desde solidarizarse en las puertas de la cárcel (Vera, nuevamente) a la despedida con patadón en glúteo del imputado, acusado y sentenciado.

Pero cada día asisto con creciente indignación al espéctaculo que nos montan nuestros queridos amigos del Pp.

La base general es que todo es mentira, que ellos no son corruptos, que todo es una conspiración judeomasónica, que les han tendido trampas, que detrás está la poli, Pol Pot y el espíritu de Idi Amín, acusan a quien haga falta, gritan como becerrillos, y han puesto de moda hasta un grito: 'no van a por mí, van a por mi partido'.

Lo peor es que sus bases consideran acertada esta estrategia y niegan la mayor en cada conversación de barra de bar.

He hablado con mucho sociata que considera que el partido ha tenido gente corrupta, que hay mucho chorizo y que es una vergüenza pero sigue apoyando al PSOE porque cree que el ideario está por encima de los casos de corrupción.

Sin embargo, no encuentro un militante o simpatizante del PP que reconozca nada: todo es mentira, se lo han inventado los rojos, la policía es mala malísima y ETA domina al gobierno, en el PP no hay nadie corrupto y ese pinar que ardió por el mechero del concejal de turno afeaba el paisaje y está mejor ahora con esa promoción a medio hacer.

Uno incluso me dijo que para qué queríamos los árboles. Otro, concejal del PP en Cádiz, me dijo que aspiraba a rellenar completamente la bahía de Cádiz para seguir construyendo pisos.

¿Qué mecanismo mental hace funcionar este disparate electoral?

¿Cómo es posible que gente formada, con estudios y una inteligencia indudable opte por negar lo que sus ojos le muestran sin posibilidad de engaño?

¿Por qué se consideran tocados por el dedo del Hacedor si es tan evidente que tienen tantos chorizos en el interior de su partido?

No hay popular que no defienda a Camps (al que una trama de chorizos corruptos le hacía regalitos que han quedado grabados para la eternidad) pero al tiempo acusan sin llegar a romper jamás a Chaves de corrupto (y seguro que lo es, no lo defiendo ni de coña, pero si tienes pruebas lo menos es que lo enjuicies y lo mandes al trullo).

Con el odio que se tienen si no lo hacen es que no tienen pruebas, es mejor soltar el ventilador lleno de mierda.

Bueno, JMK, te espero con la espada desenvainada: reconoce que el PP es un partido de aprovechados y corruptos, al mismo nivel que su oponente y te dejaré ver el alba..