Villanueva del Rey - Cordoba

La noticia que está corriendo como un reguero de pólvora por la inmensa mayoría de medios de comunicación acerca de la querella interpuesta por la tenista Arantxa Sánchez Vicario, contra su padre (delicado del corazón, habiendo sufrido un cáncer durísimo de intestino, y acaban de diagnosticarle Alzheimer), me ha helado el corazón.

Según la excampeona del mundo de tenis, su padre es el único culpable de que estableciera su residencia en Andorra, para tributar menos claro está, por la inmensa fortuna amasada durante sus años en el “candelabro” internacional (como diría Sofía Mazagatos), de que Hacienda le haya embargado todos sus bienes y de que se encuentre en la ruina. Hasta el punto, de tener que poner a la venta la casa de su propiedad, donde actualmente residen sus padres en la Avenida Diagonal, la zona más “in” de Barcelona.

Todo apunta, a que la querella contra su progenitor, es una vergonzosa estrategia de Arantxa, cuyo único fin es lograr la inculpación de su padre, para salvar su responsabilidad personal con Hacienda, unos 3,5 millones de euros.

Culpabilizar al padre de haberla, poco menos que desterrado de su tierra (España), acusándolo de pródigo y de haber dilapidado toda su fortuna (más de 45 millones de euros, ¡que se dice pronto!); no es que resulte difícil de creer, es que es empíricamente imposible que sea cierto. Máxime si tenemos en cuenta que, aunque su padre quisiera ejercer de tutor, cosa que la Ley lo impide, en concreto y a dicho respecto el art. 267 del Código Civil establece que: “El tutor es el representante del menor o incapacitado, …” Obviamente, huelga decir que Arantxa, ni era menor de edad, ni tampoco estaba incapacitada.

Por consiguiente, la responsabilidad por la deficiente administración de sus bienes le corresponde exclusivamente a ella. Dado que, en el supuesto que fuera cierto, que su padre malgastó sus cuantiosos ingresos, en todo caso dicha situación fue incomprensiblemente consentida durante años y años por Arantxa, sin que por su parte y hasta estos momentos se mostrara oposición alguna a tan desastrosa administración denunciada ahora por ella.

La querella interpuesta por Arantxa contra su padre en un momento tan crítico de salud como el que se encuentra, es sin duda alguna, una actitud indecorosa, una estratégica huida hacia adelante para intentar eludir una vez más al “fisco”, llevándose por delante al mismísimo padre. Por mucha justificación que se busque, querellarse contra un padre es una de las mayores bajezas humanas, que pueda llevar a cabo un/a hijo/a.



Utopia.2
BCN