HOMENAJE PÓSTUMO A MIGUEL DELIBES El pasado 12 de marzo de 2010, te fuiste sin avisar con la misma dignidad que viviste, como los Grandes de España. Escritor de rica prosa, sencillo, social, austero, comprometido con tu tierra y con tu gente, un verdadero prodigio humano, pero sobre todo, fuiste un hombre bueno. Actuaste en todo momento con la diligencia de un buen padre de familia (siete hijos), como diría el legislador del actual Código Civil. Intelectual donde los haya, te distinguiste de los demás, por tu enorme independencia, tanto es así, que en tus honras fúnebres, ni Zapatero, ni Rajoy ni la Familia/Casa Real hicieron acto de presencia, a pesar de ostentar el premio Príncipe de Asturias de las Letras, entre otros. Y es que tu personalidad no se prestó nunca a interés alguno (ya se sabe, “por el interés te quiero Andrés”…), ni propio ni ajeno. Siempre te mantuviste al margen de los vaivenes políticos y socioeconómicos, criticaste el franquismo, el comunismo, el neoliberalismo y fue eso precisamente, tu independencia (junto a tu bondad), lo que te hizo ¡Grande! Te alejaste siempre del concepto de “las dos españas” y ello te convirtió en el escritor de todos, sin pertenecer a nadie, sólo a ti mismo y a todos los que leímos y leerán tus obras literarias: Cinco horas con Mario, Las ratas, Los Santos Inocentes, el Hereje… Siempre pisaste en tierra firme escribiendo de manera realista, sencilla y cercana a tu tierra y a tu gente de la meseta. Probablemente de ahí te vino tu afición por la caza, amabas tanto a tu tierra que no te importaban las grandes pateadas detrás de la presa a la que siempre respetaste como sólo tú solías hacer, otorgándole por qué no, el don de volver a nacer, si se terciaba el caso. Gran amante de la naturaleza, dicen de ti que junto a Félix Rodríguez de la Fuente, fuisteis los primeros ecologistas, cuando nadie se apuntaba a ese carro, tan abordado hoy en día por tanto “conseguidor”. Desde el sillón de la letra “e” minúscula de la Real Academia de la Lengua Española (brilla, fija y da esplendor) diste brillo y gran esplendor a nuestras Letras, narrando novelas como nadie que pasarán a la posteridad como joyas de la Literatura Española. Y finalmente, te has ido y nos has dejado huérfanos de sabiduría, bondad, independencia, intelectualidad, etc. Vaya desde aquí pues, este humilde homenaje póstumo y mi reconocimiento a tu sabia aportación a la Lengua y Literatura españolas, de las que me enorgullezco. Adios y gracias por narrarnos la vida con sus grandezas y sus miserias, con sus ilusiones y desencantos. ¡Adios, Delibes, adios…! “utopia.2” Miguel Valmisa Barcelona
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