Pozoblanco - Cordoba

La encerrona de Moreno ante seis 'victorinos' y la presencia de grandes figuras como Morante, El Juli o o Hermoso de Mendoza revitalizan la segunda plaza de la provincia.

Es posible. El Ayuntamiento de Pozoblanco y el empresario José Cutiño han demostrado que una plaza como la de Los Llanos puede contar con unos carteles de primerísimo nivel y organizar una feria taurina de éxito en casi todos los aspectos.

Pozoblanco recupera por tanto el sitio que había abandonado en los últimos seis años, un tiempo en el que la presentación de las corridas, la calidad de los carteles y, en consecuencia, la asistencia de público habían bajado considerablemente. En los análisis que se han realizado desde estas páginas siempre se ha apostado por considerar a la plaza de Pozoblanco como algo mucho más importante que una simple plaza de pueblo, consideración con la que había sido tratada en la última época. Por historia, por tradición y por la categoría que ha adquirido el coso tras la reforma acometida a principios del presente siglo, Pozoblanco es mucho más que un coso de tercera. Y no habría que mirar sólo a lo ocurrido con Paquirri. Durante los casi 100 años que tiene la plaza -los cumplirá en 2012- en esta arquitectura de granito de cantería han toreado las figuras más importantes de la Fiesta; es decir, no basa su historia simplemente en una puntual tragedia.

Pozoblanco recupera el sitio desde el momento en el que se presentaron unos carteles con tres de los principales ases de la torería actual, con un torero emergente y franca progresión como es José Luis Moreno, que lidia una corrida de Victorino Martín, y con el mejor cartel de rejones posible, ya que cuenta con Pablo Hermoso y con Diego Ventura. Y luego, aunque la corrida del primer día, con Morante, El Juli y Perera no responde a las expectativas por culpa del deslucido juego de los toros, pero los dos festejos del fin de semana dejan un magnífico sabor de boca. Porque, además, la respuesta del público ha sido extraordinaria. En pleno año de crisis y con la asistencias a las plazas en franco retroceso, la plaza se ha llenado dos días y el primero registró tres cuartos bien holgados.

La tarde en la que José Luis Moreno se enfrentó a los seis victorinos fue mágica. Los aficionados, e incluso los no aficionados, no hablan de otra cosa en Pozoblanco. Todo el conjunto resultó perfecto: desde el minuto de silencio más respetuoso que se recuerda en una plaza de toros para honrar el 25 aniversario de la muerte de Paquirri hasta la tremenda demostración de poder y capacidad lidiadora y artística del torero de la tierra. Hay que ser muy torero y estar en un momento muy importante para matar seis toros de Victorino Martín y salir de la plaza con el vestido de torear impecable y tras haber dado una imagen tan evidente de capacidad de estar a la altura de las dificultades de la corrida. A cada toro una lidia, a cada lidia un ritmo, un temple, una cadencia. Moreno toreó al más noble y bravo de la corrida con arte y con un concepto del toreo clásico que pocos pueden imitar en estos tiempos en los cada vez se imponen más el parón y los alardes. Y luego supo meter en la canasta a toros tan complicados como fueron el cuarto o el quinto, que buscaban al torero en cada momento. Toda la tarde fue emoción y emotividad de la cierta, de la que se sustenta sobre el valor sin cuento y sobre el toreo eterno. Aparte, la encerrona de José Luís Moreno ha supuesto un gran espaldarazo al torero, que mata el domingo otra corrida de Victorino en Madrid, y ha contribuido a que la Feria de Pozoblanco suene de forma positiva en los principales medios taurinos del país, cosa que no ocurría desde hacía mucho tiempo.

El público salió toreando por las calles y de nuevo se volvió a hablar de toros con la pasión que generan las cosas bien hechas. Se olvidó por fin el desencanto y el pesimismo de los años anteriores, donde los restos de corrales y las figuras a la baja han sido la tónica más frecuente.

En la otra corrida del abono pozoalbense cundió, por el contrario, el desencanto. Se esperaba más de un festejo que tuvo el handicap del deslucido juego de los toros de Jaralta. Perera puso ganas pero a sus toros les faltó aguantar más el final de las faenas, Morante no tuvo su mejor tarde y se le vio muy corto de ánimo y El Juli, que porfió mucho con uno de sus toros tampoco pudo sacar nada en claro, aunque al menos puso voluntad.

Y si esta corrida es la cruz de la Feria, otra de las caras es la de rejones. Lleno hasta la bandera, muy cerca del 'no hay billetes'. Apenas quedaron 100 entradas. La corrida fue manejable y la afición se divirtió de lo lindo con la tremenda capacidad de Pablo Hermoso, que lidió al segundo de tarde con una maestría y un temple inigualables, y con la espectacularidad de Diego Ventura, muy motivado toda la tarde. Abría cartel Fermín Bohórquez, quien dio la dimensión de caballero clásico que siempre se espera de él.

Cuando se arrastró el sexto toro del domingo, el público de Pozoblanco salió encantado y con la ilusión recobrada. Las cosas se han hecho bien. Éste es el camino.

https://ww.eldiadecordoba.es/article/ocio/526613/pozoblanco/recupera/la/%20...

si muy bien de toros muy bien pero de la mierda que ha habido en todo el recinto ferial de eso no hablamos sera que a la gente le gusta estar rodeados de mierda.pero aqui en este pueblo la genteprefiere toros.NO importa si se gasta el ayuntamiento X millones en Vitorinos la cosa es salvar la feria a base de buenas corridas.Bueno señores a seguir bien