Pedro Abad - Cordoba

GUERRA ABIERTA ENTRE LA EX ALCALDESA Y LA EX MINISTRA CARMEN CALVO

El fiasco de Córdoba 2016 pone en jaque la supervivencia política de Rosa Aguilar

En Exclusiva | Antonio Castro (Sevilla) 07/07/2011 (06:00h)

La contundente reacción de la ministra Rosa Aguilar contra la decisión del jurado europeo que le ha negado el éxito a la candidatura de Córdoba 2016 tiene más perfiles que los aparentes. Aguilar, que como alcaldesa de Córdoba estuvo en el núcleo duro de la iniciativa de la capital cultural, había situado en los últimos meses en el éxito de esta idea el aval de su futuro político, una vez que el calendario ha descartado cualquier intento de sustitución de Griñán como los que se concitaban en torno a su figura en algunos círculos de Ferraz.

No es extraño, por tanto, la reacción de Rosa Aguilar, que incluso ha llegado a pedirle explicaciones a la ministra Sinde. La ex alcaldesa cordobesa necesita ganar espacio en la polémica; tapar la imagen del nuevo alcalde popular, José Antonio Nieto, que concitó la rentabilidad del reto Córdoba 2012 moviendo a la ciudad, y preparar su particular precampaña para unas elecciones en las que se jugaría su supervivencia política si no la incluyeran en las listas al Congreso.

Si carné del PSOE, con unas bajas perspectivas para este partido en las próximas elecciones y cientos de cargos públicos que intentan encontrar un hueco en las futuras candidaturas para sobrevivir, Rosa Aguilar lo había apostado todo a la suerte, a la decisión del jurado de la capitalidad cultural, que en caso de haberse resuelto con éxito para Córdoba podría haberla reconciliado con la ciudad que pasó de votarla para alcaldesa a llamarle “traidora” por dar el salto desde IU al gobierno de Griñán y después al ministerio.

Si Rosa Aguilar quiere seguir en política tras las próximas elecciones, el camino más seguro sería encabezar la lista del PSOE por Córdoba al Congreso. En la candidatura para las autonómicas tendría en su contra las maniobras para situarla como sucesora de Griñán, animadas desde círculos madrileños por donde se mueven políticos andaluces contrarios al actual presidente de la Junta.

Dos mujeres con carácter no caben en el Califato

Sin embargo, el peligro mayor para Aguilar está en una figura que siempre le disputó en Córdoba el protagonismo, el poder y la influencia: la ex ministra Carmen Calvo. La antigua titular de Cultura ha sido el mayor azote de Aguilar en los últimos años, la ha calificado de desleal cuando estaba en IU y votaba a favor del PSOE, de ir contra los intereses de Córdoba en asuntos culturales; cuestionó el hecho de que Griñán -diputado andaluz por Córdoba- fichara a Aguilar para su primer Gobierno considerándolo una traición a la ciudad por abandonar la Alcaldía, y tras la debacle del 22-M, Carmen Calvo se arrogó la razón de la prueba recordando que ya había anunciado que la incorporación de Aguilar a la orilla socialista no iba a aportar nada en las elecciones porque su voto era “raro”, y en todo caso no homologable con el del PSOE.

Dos mujeres con carácter son muchas incluso para la ciudad de los califas. Y Rosa Aguilar se sabe en desventaja. De una parte, la actual ministra no ha hecho campaña en Córdoba en las pasadas municipales por temor a que el rechazo que supuso su abandono de la Alcaldía repercutiera negativamente en las expectativas del PSOE. Y a ello se unen hoy los malos resultados cosechados desde su ministerio en asuntos como el del precio del aceite, de especial gravedad en una provincia como Córdoba, donde este producto tiene un gran peso económico.

El escaño de Moratinos

De cara a la composición de las listas, la lucha promete ser mortal. Carmen Calvo, que también llegó a la orilla socialista como independiente y al ministerio procedente de la Junta, donde fue consejera de Cultura, no parece dispuesta a ceder patrimonio político a favor a la alcaldesa “traidora”, ha elevado el nivel de sus críticas en los últimos meses, y está empeñada en segarle la yerba a Rosa Aguilar hasta el punto de evitar que le quite el lugar que hace tres años Zapatero concedió a Moratinos, es decir, la cabeza de cartel para el Congreso.

Para Aguilar, sin embargo, quedarse fuera de las listas sería como decirle adiós a la política, algo que no está en su ADN. Sin partido que la cobije, con la ciudad en contra después de haber sido en ella la mujer de referencia en la política nacional, con el PSOE sin posibilidad de seguir manteniendo a los suyos al amparo de la cosa pública, todo apunta a que quien pudo ser para algunos el símbolo de la renovación socialista andaluza que salvara la era Griñán, ha descendido de la cucaña a la velocidad que en política se suele pasar de la admiración a las puertas del olvido.

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