Nueva Carteya - Cordoba

La crisis económica no es un mal sueño, sino una dura realidad; las medidas aplicadas por los diferentes gobiernos europeos, manejados como marionetas por los grandes poderes financieros y empresariales, no son un producto onírico, sino algo muy material y tangible; el intento de atar de pies y manos a la clase trabajadora, desintegrar su fuerza organizada y echar atrás lo que ha conseguido tras luchas históricas no pertenece al mundo de la ficción, sino al que pisamos cada día al levantarnos.

Pero, tras el tremendo esfuerzo realizado para convocar la pasada Huelga General, tras un éxito agónico, después de vernos en más de un momento al borde del abismo, parece que las direcciones de los sindicatos mayoritarios se debaten ahora en la duda: ¿Ha sido todo un mal sueño? ¿Podemos regresar ya, por fin tranquilos, al pesebre de la negociación? ¿Por qué no pueden comportarse el gobierno y la patronal como nos tenían acostumbrados durante la época de las vacas gordas?

Y así, aprovechando los desencaminados deseos de aquellas gentes cuya obligación no es otra que defender los intereses de la clase trabajadora, un ilusionista llamado Zapatero, al servicio de los amos del mundo, se ha sacado ahora de la chistera un “cambio de gobierno”. El primer conejito blanco que ha aparecido de dentro de su sombrero se llama Valeriano Gómez, un licenciado en ciencias económicas que trabajó en su día en el gabinete técnico de la UGT y que bajó a la calle el pasado día 29 para manifestarse junto a las que protestaban contra la Ley de Reforma Laboral y las políticas económicas del gobierno.

Pero el conejito blanco no es en realidad tal, sino en todo caso un vampírico “gremlin”, dispuesto a morder en la yugular de los confiados dirigentes sindicales, voluntariamente fascinados por sus encantos. La trampa está servida y es muy burda, muy fácil de detectar, pero las ambiguas declaraciones de los jefes del sindicalismo mayoritario, con pinceladas de supuesto escepticismo, al tiempo que expresando deseos de que el nuevo ministro cambie el rumbo y se avenga a introducir cambios sustanciales en la Ley de Reforma Laboral, muestran hasta que punto las querencias pueden deformar las realidades más palpables. Así, el secretario general de CC.OO., Ignacio Fernández Toxo, dice esperar que el nuevo ministro de Trabajo e Inmigración sea "coherente" con lo que ha escrito y con su gesto de acudir a la manifestación sindical del 29 de septiembre y dé marcha atrás en la reforma laboral, porque hay cosas en la misma que deben ser "reversibles" . ¿Es posible una ingenuidad mayor?

Los juegos de magia juegos son, la retirada de la Ley de Reforma Laboral y un cambio en las políticas económicas sólo pueden conseguirse mediante una movilización continuada y en ascenso. Un buen ejemplo de ello, pendientes aun de ver cuales serán los resultados, lo tenemos en la vecina Francia, movilizada contra la Ley de Pensiones de Sarkozy. Nuestra salvación no se encuentra dentro de ninguna chistera de ilusionista, sino en continuar lo que se inició el 29-S, en movilizar, en reorganizar lo que se desintegró por años de pasividad y concertación, en hacer nuestras las calles y los centros de trabajo.

Es preciso que se fije con rapidez, sin dilapidar ya más tiempo, un nuevo calendario de movilizaciones que disponga de acciones centrales lo suficientemente contundentes y masivas para servir al conjunto de las clase trabajadora de punto de referencia. A la vez hemos de alzar una plataforma reivindicativa, alternativa a las políticas gubernamentales, que sea nuestra bandera. Cualquier otra cosa que no sea hacer esto es un sueño, voluntariamente inducido, que ha de tener nefastas consecuencias.