Nueva Carteya - Cordoba

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Mis chupópteros no los toquen

JUAN E. TUR




04 maig 2010

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El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aún no ha tomado una medida profunda para atajar la crisis. Esa opinión, aunque compartida por muchos, es también la mía, y la pongo por delante para evitar malentendidos. Es más, yo añadiría que Zapatero ha desaprovechado la última gran oportunidad para demostrar que está al frente de un gobierno socialista, tomando alguna medida netamente de izquierdas que, dada la dramática situación, seguro que habría sido recibida de buen grado por la mayoría de la población. Pero no lo ha hecho, y en cambio sí ha tomado medidas tibias o directamente preservadoras del sistema que nos llevó adonde estamos; por lo que, al contrario, podría decirse que está, en lo que respecta a política económica, al frente de un gobierno conservador.


Estando el patio como está, la reducción de cualquier gasto superfluo que no detenga la maquinaria se agradece

Aclarado esto, ya puedo mostrar mi indignación -que no sorpresa, pues la realidad ya evidencia que su línea es precisamente la contraria- ante la airada protesta del líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, respecto al anuncio por parte del Gobierno central de un recorte sustancial en el número de altos cargos y asesores en ministerios y empresas públicas. El Gobierno lo anunció como una medida más para paliar los efectos de la crisis, y lo cierto es que, notarse en los presupuestos públicos, se notará poco. Unos 80 millones de euros dicen que se ahorrarían en tres años. Nada, poco menos de lo que costó la primera Copa América; pero estando el patio como está, la reducción de cualquier gasto superfluo que no detenga la maquinaria se agradece. Es más, jamás se debería haber producido ese gasto con anterioridad.

¿Entonces por qué se enfada Mariano Rajoy? ¿Quizás se deba a que el movimiento obliga a los suyos, en las plazas donde gobiernan, a realizar recortes similares? ¿No llevaba tiempo el gallego pidiendo a Zapatero algún gesto en ese sentido? ¿Por qué se enfada ahora? Si miramos hacia la Comunitat, cuyo destino lleva a la deriva su antaño aventajado, y ahora díscolo alumno Francisco Camps, quizás encontraríamos una explicación. Y es que en este territorio se evidencia la política popularista en este sentido, con un Camps que casi duplicaba en 2008 el número de asesores, altos cargos y personal de confianza metido a dedo, respecto al recibido de su predecesor, el a su vez manirroto Zaplana. Es más, el gran ideólogo del PP también surgido de estas tierras, don Carlos Fabra, ya apuntó hace un tiempo para qué servía todo esto: "el que gana las elecciones coloca a un sinfín de gente, y toda esa gente (y los que dependen de ellos, añadiría yo) es un voto cautivo". ¿Suprimir altos cargos? ¿Reducir con ello el gasto público y contribuir a la limpieza -y seguramente, sin tanto parásito, al mejor funcionamiento- de la administración? Si es algo tan sencillo y con tan poco coste como apunta Rajoy, ¿por qué no se aplica el cuento y exige a sus gobiernos autonómicos que tomen medidas similares? No, sus chupópteros que no se los toquen.