Atontao er tio Todos sabemos que un complot contra alguien puede ser muy dañino para quien lo sufre, exceptuando a aquellas personas que tienen la suficiente seguridad en sí mismas para decir o actuar sin dobleces, admitiendo que se equivocan en más de una ocasión y que saben pedir perdón o rectificar si así lo ven. Pero hay un tipo de gente que aparentan no equivocarse nunca, o que no admiten sus errores. Reflexionando sobre el tema actúan cobardemente, ya que en su fuero interno ven que alguien los supera en algo, pero de cara al exterior jamás aplaudirán al que ven su competidor. En todo caso, si pueden, se colgarán las medallas que el otro se ganó. Se denominan trepas, egocéntricos, envidiosos..., suelen ser personas entrañables con quienes ellos creen que no se han ganado todavía la confianza y siempre complacientes con el mando. Detrás hablan, pero en una reunión con jefes, su lema es:"señor, sí señor", no suelen aportar ideas nuevas, ya que los cambios les aterran, no vaya a ser que les pille a ellos con el paso cambiado. Están más tiempo del necesario siempre en el trabajo y aunque lleven muchos años de antigüedad, piensan que deben estar al 150%, aunque sea para calentar la silla, les aterra perder el puesto de trabajo. Evidentemente que en su vida personal son infelices todos, se vuelcan tanto en el trabajo para huir de la casa, mujer, hijos, etc. Me he encontrado con más de uno que es brillante en algunos aspectos, el problema que tienen es que pretenden serlo en todos los ámbitos de la vida, y eso es imposible. Caen siempre de pié como los gatos, suelen ser inteligentes y casi todos bien situados económicamente. Siempre se llevan el ascua a su sardina y pueden ser asquerosamente diplomáticos. En temas donde hay que tomar algún partido nadan entre dos aguas hasta ver la posición del que consideran jefe, entonces se inclinan siempre hacia él. En una isla desierta mejor que no te toque alguien así, al principio será entrañable, de buen rollito, compartiendo los cocos y el agua, pero conforme escaseen las provisiones te llevará a un precipcio para que tengas un accidente, te quedarás colgando de un matorral y él intentará ayudarte, se asegurará de que piensas que lo hace, aunque sutílmente arrancará el arbusto para que te pierdas en el abismo. Lo importante es que tu pienses que lo intentó y que te lleves un buen recuerdo de él al otro barrio. Son así esta gente, no tienen remedio. Se detectan rápido con poca inteligencia, lo digo por experiencia propia. Son amables, dicharacheros y si no les enseñas los dientes o no se sienten amenazados, no son peligrosos. Ahora, como les enseñes los dientes, no hace falta que les muerdas, no lo olvidarán jamás. Date por jodido cuando menos te lo esperes, puede ser en una reunión de trabajo o en una reunión de amigos, te lanzarán el dardo envenenado, y tu dirás..., ¿esto a qué viene?, ellos sí lo saben porque son vengativos. No solamente en el ámbito laboral ocurre esto, es en todas las relaciones humanas. Huyen de los inteligentes que piensan libremente, ya que ellos se preparan todo a conciencia, no saben improvisar, metódicos y excesivamente detallistas cuando explican algo que se han preparado, pedantes es la palabra. Los egocéntricos, como les guste una mujer, intentarán por todos los medios que caiga rendida a sus piés, no entenderán nunca que no quiera estar a su lado, ya que es tanta la perfección que se profesan a ellos mismos que cualquiera puede ser imperfecto y por lo tanto atraído por el oráculo de la verdad. El problema viene cuando esa mujer se siente libre de decir o actuar, entonces pincha en hueso y él lo nota ya que no siempre le aplaude. |