Montemayor - Cordoba

José López Gavilán

***Córdoba



Tengo 84 años. Estoy ya, pues, con la muerte en los talones. Mi padre tenía solo 39 cuando lo asesinaron. El general Franco mandó limpiar a fondo la retaguardia sin escrúpulos: hombres, niños, mujeres, embarazadas; todos masacrados. Aquellos fueron crímenes con recompensa. Bendecidos por la Iglesia. Cientos de medallas agradecieron sus servicios, la más importante, La Orden Suprema de Cristo , concedida por el Vaticano. El general hizo su carrera contra los considerados por él herejes, en Africa. Después, los trajo a España para saquear, violar y matar españoles.

Un caso singular que solo Franco realizó en toda Europa. Fue recurrir a los fascistas italianos y nazis alemanes, que se apresuraron a enviar lo mejor de sus tropas para arrasar cientos de pueblos y masacrar a miles de españoles. Desde que tengo uso de razón intento comprender cómo en un pueblo pequeño, Espiel, algunas damas de acción católica, acompañadas de un grupito de indeseables asesinos, dispusieron de la vida de sus conciudadanos. ¡Qué espantoso terror nos impusieron para que las víctimas hayamos soportado cuarenta años viendo a los criminales presidiendo procesiones y ocupando las instituciones! Con ayuda de los compañeros preocupados por la memoria histórica intentamos aclarar tantos casos acontecidos durante el mayor genocidio que hubo en nuestro país, para recuperar el auténtico hilo de la historia y la verdad indispensable para la convivencia.