Montemayor - Cordoba

En Baleares, al igual que en el resto del Estado Español, las clases populares están sufriendo en sus carnes una nueva embestida de la burguesía contra los derechos históricamente conquistados por el Movimiento Obrero. La educación pública es indudablemente uno de estos derechos, por los que lucharon de forma valiente y decidida millones de obreros, por lo que cabe plantear esta lucha como un conflicto de clase.

El detonante de las recientes movilizaciones de la comunidad educativa en las Islas Baleares es el TIL –Tratado Integral de Lenguas-, un proyecto de ley que pretende sustituir el bilingüismo existente en el archipiélago por un trilingüismo, incluyendo así el inglés como lengua obligatoria en el sistema educativo. Ante ello, el gobierno autonómico de Bauzá y sus aliados, todos ellos perros falderos de la burguesía monopolista, plantean la ilegalidad de la huelga, expedientando a gran cantidad de profesores y directores de institutos públicos. Para proceder de este modo, alegan que la huelga tiene una motivación política y no económica, pues las leyes burguesas prohíben la existencia de huelgas políticas, en un intento más de proteger el orden burgués establecido.
Sería absurdo entrar en el debate al que pretende arrastrarnos la burguesía, a través de su gobierno, sus parlamentos y sus medios de comunicación, de si se trata o no de una huelga política. Tal es el propósito de Bauzá y sus secuaces, desviar la atención del conflicto existente entre las clases populares y los capitalistas, cuestionando la legitimidad de la huelga, para después ilegalizarla. Para ello, no han dudado en desplegar costosas campañas de desprestigio del profesorado balear, sirviéndose de sus medios de comunicación y sacando a relucir el nacionalismo español, embaucando así a la clase obrera y tratando de dividirla.
Llegados a este punto, cabe señalar el carácter espontáneo de las huelgas de docentes, que se gestaron en la Asamblea de Docentes, pero que rápidamente fueron absorbidas por oportunistas de la peor calaña, como son CCOO, UGT y STEI. Estas luchas son, de nuevo, luchas parciales y descoordinadas, sin objetivos revolucionarios. Los sindicatos del capital, verdaderos oportunistas que representan los intereses de la burguesía y embaucan a la clase obrera, han tomado las riendas de las movilizaciones, abocándolas al inevitable fracaso. Pues pese a los reiterados intentos de los oportunistas de ocultarlo, el TIL responde a unos intereses de clase, prioriza una lengua imperialista que no es propia de la cultura ni de la historia balear, sobre las lenguas propias de las clases populares del archipiélago.
El interés de la burguesía en imponer la lengua inglesa como obligatoria reside, por una parte, en la interiorización de los valores culturales dominantes en la cadena imperialista –siendo las oligarquías de las potencias angloparlantes las principales interesadas- y, por otra parte, en obtener una clase obrera moldeada a imagen y semejanza de los requisitos que los burgueses exigen en sus empresas y que les proporcionan un mayor rendimiento, permitiéndoles enriquecerse más y más a costa de los obreros y las obreras. Sin olvidar, además, el interés de la burguesía española en debilitar y exterminar el catalán y la cultura propia de los pueblos catalanoparlantes, con el objetivo de imponer su exclusiva hegemonía en dichos territorios.
Es indudable la necesidad de frenar de manera urgente esta reforma antipopular y españolista. Per a su vez, no debemos olvidar que la lucha que no rebase este objetivo inmediato, que conciba la mera reforma como el objetivo final, está destinada al fracaso. Quien ostenta el poder económico y político, la burguesía, seguirá disponiendo de la fuerza y los mecanismos necesarios para imponer este tipo de medidas antipopulares aunque la reforma lingüística sea frenada mediante esta huelga. De hecho, otra ley similar podría ser impuesta poco tiempo después de evitar la aprobación del TIL. Es en este momento cuando llega el desengaño, la motivación inicial se desvanece y la clase obrera asume otra derrota, quedando mermada psicológicamente, sin ánimos para luchar. Esto se produce, no por falta de potencial de la clase obrera, sino porque el movimiento no rebasa los límites de la espontaneidad y el reformismo, no aspira a derrocar a la clase que ostenta el poder político y económico y que impulsa los embates contra las clases populares y sus derechos históricamente conquistados; sino tan solo a lograr ciertas reformas temporales.
Por todo ello, la Federación de Jóvenes Comunistas de España (FJCE) y el Partido Comunista Obrero Español (PCOE), hacen un llamamiento a todos los estudiantes de extracción popular y a los trabajadores de la comunidad educativa, para que se sumen a la edificación de la estructura misma del naciente Poder Popular, el Frente Único del Pueblo, y emprendan de la mano del conjunto de las clases populares una lucha decida y revolucionaria por la conquista del poder, por la destrucción del Estado burgués y del sistema capitalista.
Tan solo mediante el derrocamiento de la burguesía y la edificación del Estado obrero y popular, que se halle sometido a los intereses de los trabajadores y las trabajadoras, y no al de un puñado de burgueses parásitos, podremos garantizar los derechos que merecemos, entre ellos, una educación pública y de calidad.
La FJCE llama a los estudiantes a solidarizarse con la lucha de los docentes y a participar en todas las movilizaciones y piquetes; imprimiendo al movimiento un carácter revolucionario y de clase, y denunciando sistemáticamente a los oportunistas que tratan de desviarlo y mermarlo.
“Se necesita otra sociedad para otra educación y otra educación para otra sociedad”
- Karl Marx

OBRERO, OBRERA, ESTUDIANTE, ¡ORGANÍZATE Y LUCHA!
¡OBREROS Y ESTUDIANTES, UNIDOS Y ADELANTE!
¡POR EL FENTE ÚNICO DEL PUEBLO!
¡POR EL SOCIALISMO!

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