El archivo ducal de Frías. D. Pablo Moyano

De muchas cosas siente orgullo Montemayor. Pero de ninguna
siente tanto como de su castillo, uno de los mejores conservados,
no sólo de la provincia cordobesa sino de toda Andalucía. Fue
construido en 1333 por Martín Alonso Fernández de Córdoba, sobre
las ruinas de la ciudad de Ulía, cuyos orígenes iberos están
sobradamente demostrados. Y no quiero volver sobre el tema del
castillo porque fue ampliamente tratado ya en CORDOBA hace un
año. Lo que no sé si conocen bien los hijos de Montemayor -y en
general los lectores- es que en ese castillo se conserva uno de
los mejores Archivos Históricos de España. Abarcan desde el siglo
XIII hasta nuestros días.
Acabo de recibir como regalo personal del actual duque de
Frías, los dos primeros tomos publicados con el inventario del
Archivo. Seiscientas dieciseis páginas tiene el primero ;
cuatrocientas treinta y dos el segundo. Entre ambos tomos hay
reseñados nada menos que cinco mil seiscientos documentos
históricos de valor histórico incalculable. Para este año se
anuncia la publicación del tomo tercero, de suma importancia para
los estudios históricos de Córdoba, puesto que en él se reseñan
los legajos relativos a los Fernández de Córdoba, condes de
Alcaudete, señores de Montemayor y de casi toda la provincia,
cuyas hazañas en todos los campos son parte vital de nuestra
historia.
El inventario del Archivo Histórico de Frías ha supuesto
muchos años de un trabajo ímprobo, realizado por María teresa de
la Peña Marazuela y Pilar León Tello, con introducciones
completísimas del actual duque. La agrupación de documentos ha
sido realizada por troncos, es decir por apellidos, comenzando
por los Velasco, al que va unido desde su creación el Ducado de
Frías y el Condado de Haro. Vienen luego los Marquesados de
Villena, Ducado de Escalona, Condado de Oropesa, Peñaranda,
Condado de Luna, Marquesado de Toral, Ducado de Uceda, Condado de
la Puebla de Montalbán, Marquesado de Fromista, Condado de Pinto,
para terminar en el de Alcaudete, como ya dijimos.
El Archivo de Montemayor -como dice en el prólogo Sintes
Obrador- encierra una doble cara: familiar y nacional. POr un
lado nos transmite la historia concreta de un puñado de familias
nobles, testamentos, tratados, sucesiones, privilegios e incluso
luchas intestinas. Por otro lado encierran infinidad de
documentos de los reyes de España, en un amplio período de
siglos, que arrancando desde 1371, con Enrique II llega al año
1851 con un decreto de la reina Isabel II.
En la entraña de estos legajos discurre toda la historia de
España. Ciudades, monasterios, obispos, Papas, relaciones
exteriores, crisis políticas, señoríos. Es todo el latido
ardiente de seis siglos de historia patria, el que aflora a
través de estos inapreciables estantes donde los documentos se
conservan, con mimo exquisito. Buena prueba de ello es la
incesante afluencia de estudiosos que acuden, de día en día,
desde los,puntos más alejados del globo buscando en ellos la
fuente abundosa de datos para sus tesis doctorales. Con todo hay
que decir que el riquísimo arsenal de este archivo está aún casi
inexplorado, tal vez porque muchos ni siquiera tengan
conocimiento de su existencia. Y más concretamente por cuanto más
directamente nos atañe, la publicación próxima del tomo tercero
(con los Fernández de Córdoba) pondrá en manos de muchos una
fuente inagotable para la investigación. Así el Archivo Histórico
Ducal de Frías, va a suponer un instrumento valiosísimo e
imprescindible, en este despegue cultural de Córdoba. Nuestra
naciente Universidad puede y debe sacar al Archivo de Montemayor,
todo su fruto. Y es triste decir que hasta hoy hayan sido muchos
más los extranjeros que se han servido de estos legajos que los
mismos españoles. La historia de España, debe hacerse desde
dentro, antes que desde fuera.
Por eso este artículo casi no intenta otra cosa que dar un
poco a conocer algo -sólo algo- de este maravilloso Archivo Ducal
de Frías. Y también agradecer -¡claro está!- este inestimable
regalo.