Córdoba 3500 años antes de Cristo. D. Pablo Moyano

Córdoba, 3500 años antes de Jesucristo
tenía ya poblaciones de vida social muy organizada
Comencemos hoy por una interrogante: ¿Cuándo comienza la
vida en la discutida ciudad de Ulía? Este es el primer gran
problema que se nos presenta. Y esta ha sido la gran equivocación
de los historiadores. Casi todos, al hablar de Ulía, la han
presentado como una ciudad de origen romano. Es cierto que la
fama histórica de Ulía se centra en época romana. Y más
concretamente en su papel preponderante en sus luchas de César
contra Pompeyo, como ya dijimos. Quinto Hircio es casi la única
fuente donde han ido a beber todos los amantes de esta parte de
nuestra Historia. Allí se narra el asedio de los pompeyanos y la
liberación, en el año 45 antes de Cristo. Asedio narrado por Dión
Casio un poco más tarde. La originalidad de Casio es que
introduce otro asedio nuevo, mientras que Hircio sólo nos habla
de uno, realizado por Lucio Pacieco, hombre conocedor en extremo
de la provincia cordobesa. Antes aún que Hircio narrase las
vicisitudes de Ulía, una obra de autor ignoto también hace
mención a la discutida ciudad. Se trata del "Bellum
Alescandrinum". Casi, temeroso de Marcelo, se dirige a Ulía,
situada en "lugar elevado". Marcelo la cerca hasta la llegada de
Lépido, que pone paz entre los contendientes.
A estos escasos datos se reduce cuando la Historia escrita
nos ha legado sobre el pasado de Ulía. Muy poco para lo que nos
hubiera gustado saber. En esta incertidumbre no cabe otro recurso
que el de los restos. La arqueología no es una ciencia auxiliar
de la Historia. Es fuente de Historia. Cuando no existen textos
escritos, son las piedras, las cerámicas, los huesos, los
ladrillos, quienes construyen -reconstruyen, mejor- la Historia.
¿De qué nos hablan esos restos existentes en el Museo de
Ulía? Viene a decir simple y llanamente esto: la Historia de Ulía
se remonta justamente a los mismo orígenes de la Córdoba
civilizada. Tres mil quinientos años antes de Cristo. Córdoba
cuenta con poblados de vida social muy organizada. Restos de esa
civilización aparecen en Alcolea, Santa Crucita, Fuente Tójar,
Santa Eufemia, Baena y Zuheros. Por sólo citar algunos nombres.
Ya en esta época aparecen los ídolos cilíndricos de hueso,
barro o marfil. Se conservan algunos aparecidos en Espiel,
Azuaga, Almería y Sevilla. Aparecen también las vasijas,
bellísimamente trabajadas en Parazuelos (Almería), Sálamo
(Tarragona), etc. En nuestra Córdoba se conservan las vasijas de
la Cueva de los Murciélagos, de Zuheros. Pertenecen a la cultura
neolítica.
De todo es aparece en el campo de la vieja Ulía. Nuestro
modesto Museo conserva un precioso idolillo, en hueso, idéntico a
otro aparecido en Osuna.
Capítulo aparte merecen las urnas cinerarias. El hombre
primitivo incinera a sus muertos, cuyas cenizas guarda
celosamente junto a los utensilios personales: flechas de sílex,
hachas, fígulas, etc. Nuestro Museo conserva una preciosa urna
cineraria campaniforme que debió guardar los restos de un niño.
Es casi idéntica a la aparecida en Zuheros. Apareció en la parte
Oeste de Montemayor, muy cerca del pueblo. Un tractor la levantó
no hace mucho, y aunque rota, se pudo recomponer, por fortuna. Y
en el llamado Cerro de la Alcoba, una máquina excavadora levantó
una sepultura en la que encontramos un precioso ejemplar de hacha
de bronce, cuya antigüedad se remonta por lo menos a mil años
antes de Cristo.
Y esto, sólo por hablar de las piezas más enteras aquí
aparecidas. Junto a ellas contamos muchísimos restos de vasijas
rotas, de trozos de piedra, de ladrillos. En el ya citado Cerro
de la Alcoba aparecieron hace ya unos treinta años dos pequeños
leones ibéricos, hoy depositados en el Museo provincial. Y en una
huerta, un toro, también ibérico, sirvió durante siglos como
pasarela de un pequeño arroyo. también está en el Museo de
Córdoba.
Poco a poco, de las entrañas de nuestras viejas y ubérrimas
huertas, de nuestra campiña fecunda, se van rescatando las
huellas que el paso de los siglos no ha podido borrar. Cada una
de esas piedras forma parte pequeña de nuestra vieja historia. Y
poco a poco también, el modesto Museo de Ulía se va
enriqueciendo, si no con piezas valiosas, si al menos con esos
restos de cerámica que vienen a dar fe rotunda de la antigüedad
de Montemayor.
Es una pena que no puede ofrecerles, amigos lectores de
CORDOBA algunas fotos más precisas de esas piezas. La fotografía
que acompaña al presente artículo corresponde a una vitrina donde
se conservan algunos platos romanos, una especie de huso en barro
y dos pequeños ladrillos.
Y aquí cortamos el hilo de nuestra información sobre el
Museo de Ulía hasta la semana próxima. Si Dios -y el tiempoquieren.
Esperemos que sí.