Escritos de D. Pablo Moyano

Las murallas de Ulía
Algunos historiadores negaban a Montemayor la paternidad
sobre la ciudad de Ulía. Y todo su razonamiento se basaba
en la no existencia aquí, de murallas romanas.
Queda un documento histórico de gran importancia en el
cual se hace referencia a esas murallas de la discutida
población ibero-romana. Es el libro de Aulo Hircio
titulado "Bellum Hispaniensis".
Al mando de Lucio Junio Pacieco llegan al
campo pompeyano -que situaba a Ulía- seis cohortes de Julio
César. Una tempestad con inmensa niebla favorece la
estrategia de Pacieco, que hace pasar por pompeyanos a sus
propios soldados. Dice Hircio que era tan espesa la niebla
que impedía conocerse unos a otros. "Llegando al cuerpo de
guardia uno de ellos les dijo que callasen porque les
importaba a todos acercarse a las murallas para
sorprender a la ciudad, y así los centinelas, parte impedidos
por la tempestad, no podían observar con atención y se
aquietaban con esta respuesta. En llegando a las puertas,
hicieron una señal conocida por los sitiados- con que
fueron introducidos por los ciudadanos".
Queda en ese texto constancia de las murallas de
Ulía. Y aunque no hubiese texto alguno habría que suponerla,
porque toda ciudad antigua estaba rodeada de una fuerte
muralla que la defendía de los peligros de asaltantes. En sitios
estratégicos a lo largo de la misma, se montaban guardias
para vigilar y dar aviso de cualquier extraño que a ella se
acercara.
Muchas poblaciones antiguas conservan parte de
esas murallas. Santaella y Córdoba, por ejemplo.
Sin embargo
Montemayor no ha conservado a flor de superficie ningún resto
de esa muralla, que desmienta a quienes se aferran en
quitarle el patronazgo de Ulía. La razón de cómo se ha
perdido esa muralla, es bastante convincente, para mí. A
partir del siglo XIV el
pueblo va creciendo todo entorno al viejo castillo. No
solo desborda el perímetro de las viejas murallas iberoromanas
sino que estas mismas murallas eran un tremendo
obstáculo no solo para las casas, sino para las mismas
calles. De ahí su demolición paulatina. Pero no tanto
que se perdiesen hasta los mismos cimientos. Sanches de
Feria hace referencia a esas murallas de Montemayor. Y
algunos centenarios del pueblo aún recuerdan algún trozo
de lienzo en la misma esquina de la actual calle General
Varela.
Pero ha sido en el mes de diciembre cuando esas
murallas de la vieja Ulía han recobrado de nuevo actualidad.
Si las obras del nuevo
Municipio no han supuesto hallazgo alguno de importancia,
una pequeña obra para el nuevo tendido de la red automática
de teléfonos, ha venido a descubrir nada menos que dos
lienzos de la muralla perdida. ¡Y es una auténtica lástima
que el sitio dónde esta muralla aparece impida hacer un
ámplio corte para dejarla al descubierto! Está orientada en
línea convergente hacia la llamada Torre
Mocha de nuestro castillo, signo indudable de que rodeaba
esa fortaleza de cuyo origen ibérico ya hablamos en este
diario. Mi buen amigo don Juan Bernier ha tenido la
oportunidad de contemplar esos lienzos de muralla y su
afirmación ha sido tajante: "Se trata de una gran muralla
romana". De esa muralla
descrita de pasada por el historiador Hircio. Así tenemos
cómo poco a poco se va configurando incluso el límite de la
ciudad de Ulía.
Aparecen restos de muralla ibérica a los mismos pies del
castillo y en la calle Cruz Verde. Hoy se completan con
esos lienzos, construídos con el llamado "cemento romano":
cal, arena y piedras, que hacen un conglomerado durísimo
que es imposible partir incluso a martillazos. Los
lienzos ahora descubiertos cruzan la calle de Barruelo,
típica cuesta que circunda parte del castillo. Esto impide
poder dejarla al aire libre.
De todos modos este hallazgo fortuito, viene a
significar un paso importante en esa búsqueda de la historia,
bajo la tierra de Montemayor. La sección de esas
murallas romanas se nota
perfectamente en la fotografía que acompaña a este
artículo, breve,pero que intenta sentar acta de otro
descubrimiento.