Las Lagunillas - Cordoba

Apareció en plena tormenta, pidiendo cobijo. Esa noche el cielo habia roto aguas, pariendo vientos huracanados que transformaban al Mediterráneo en un monstruo verdoso y letal. Se retorcia y aullaba salvajamente, batiendo el faro y los acantilados con montañas de agua y espuma.
Dijo ser mago de profesión, y poder hacer realidad las ilusiones de los demás con sus trucos, porque la mágia es eso, ilusión y fé.
El haz de luz se derramaba por todos los confines, lo mismo que su congoja por la ausencia de los seres queridos.
Compartió con el las viandas, confesandole que le gustaria estar con su gente, pero no era posible porque vivian a cientos de km.
¡Hecho! -le dijo el mago-, y viose de pronto en su casa, sentado a la mesa de la cena navideña con sus seres queridos y con los ausentes de muchos años.
Fué una noche entrañable.
Despertó mirando por los cristales del faro como estallaba un dia esplendido y frio. el gran azul era un espejo irisado, que palpitaba suavemente, casi con mimo. El cielo se derretia ahora, llenandolo todo de lúz.
El mago, levantose y le dijo que si se habia cumplido su deseo, y guiñandole un ojo se fué, andando por la tierra pedregosa llena de lirios de mar.
El farero dijo que habia tenido un buen sueño y lo despidió agitando la mano. Al buscar un mechero en su bolsillo, encontró una servilleta manchada...¡de la tarta de moca que habia comido de postre en su casa!..., ¡y también un tapón del cava con el que brindó con la Joaquina en la intimidad, al despedirse!.
Quiso llamar al mago, pero yá no estaba.
El gran azul seguia meciendose, dormido, acariciado por la brisa fria y suave, que le robaba el olor...