Primero de abril, Día de la Victoria Primero de abril, Día de la Victoria Primero de abril de 1939, se puso fin a una guerra que durante tres años sangró a una nación separada y enfrentada por los partidos políticos. Cientos de miles de personas murieron luchando, en muchos casos, por ideas ajenas a sus intereses legítimos, como son el derecho al alimento, al trabajo, a la vivienda... en definitiva, el derecho a vivir dignamente sin ser explotados ni engañados. Entre ellos, miles de falangistas corrieron la misma suerte. Cayeron soñando que su sacrificio sería la simiente de una nueva España. Esa España con la que soñó José Antonio. Una España de dignidad, sin clases sociales ni divisiones políticas, donde el trabajo sería un orgullo, y donde las castas parasitarias no tendrían lugar. Han pasado 75 años, y ese sueño sigue siendo humo. De hecho cada día estamos más lejos de verlo cumplido. España ha vuelto a caer en la trampa del odio y el miedo. Se nos divide y enfrenta. Nos roban la dignidad y el trabajo. Nos dejan sin vivienda y sobrevivir constituye un reto. Día a día, se da un nuevo giro de tuerca al garrote vil del terror que nos paraliza. Ese terror no viene de Al qaeda o de ETA. Son los mismos que se hacen llamar protectores y custodios de la nación... los que legislan, los que juraron o prometieron defender los intereses de los españoles. Esos mismos son los que nos aterrorizan con un futuro más que incierto. Con un futuro, de esclavitud, encadenados a las deudas, sin vivienda, mendigando un trabajo y sin derecho social alguno. Así volverá a ser como en el siglo XIX: "Sois hombres libres, libres de aceptar lo que os damos o morir de hambre" |