En el día de hoy ...
En el día de hoy:
· Asisto entre asombrado y asustado a la escalada de la prima, la enajenación de nuestro futuro a manos de la deuda externa y eterna de nuestro país; por cierto, se llama España.
· Veo a ZP regodearse en las próximas dificultades que Mariano tendrá que afrontar ante el legado emponzoñado que le dejan.
· Observo a Chacón comenzar la degollina entre los dirigentes socialistas.
· Mi querido Griñán ya contra las cuerdas sigue dando excusas y se reserva para convocar unas nuevas elecciones, que tendremos que pagar entre todos, unos 2 millones de euros.
· Miro como antiguos dirigentes de Goldman Sachs se convierten en presidentes de Grecia, Italia y el BCE, sin que nadie lo denuncie, ni les plante cara o les recuerde que ellos contribuyeron de forma, espero que desinteresada, a la gestación de la actual situación.
· Veo una UE de rodillas ante los mercados, ¿quienes son estos nuevos bárbaros, que derrotan sin armas a la cuna de la civilización, desmontan su sistema de vida, perjudican con sus especulaciones a 500 millones de europeos y parecen intocables?
· Contemplo a Alemania financiarse a coste cero, ¿ganar la paz tras perder la guerra

Imponer su voluntad en toda Europa y dictar la política de todos sus socios.
· Veo como se negó a un pueblo el derecho a decidir sobre su futuro en teoría por el bien común
· He tenido el morboso placer de ver caer a Silvio, pero no se nos debe olvidar que fue elegido en unas elecciones democráticas. Su sucesor: a dedo, pervirtiendo o forzando la ley.
· Veo como la partitocracia española margina muchas opciones políticas de todos los colores y roba su voto a miles de compatriotas que tienen derecho a expresar su opinión.
· Observo la huida de los antiguos ministros, pagando, a costal ajeno, bonitas colocaciones en organismos internacionales.
· También veo con dolor como mis paisanos están preocupados por cosas baladíes, unos por no acabar de digerir una derrota electoral (la cosa más normal del mundo en Democracia) otros preocupados por no hacer algo que los otros puedan criticarles; resultado: movimiento cero.
Tras esto y estando a pocas a pocas horas de decidir mi voto, me pregunto si he de votar con la cabeza o con el corazón, y me explico:
La cabeza me pide que de mi voto por una opción política que pueda constituir un gobierno fuerte, que no dependa de pactos y componendas y que en otras ocasiones demostró eficacia y capacidad resolutiva.
El corazón: Tras mantener una larga conversación con mi joven amigo FEHinojosa y tras escuchar como siendo miembro de la generación mejor formada de nuestra historia y como con su título universitario y sus idiomas extranjeros bajo el brazo tendrá que emigrar a la tierra de los remos a buscarse la vida. Como según su opinión los integrantes de la partitocracia y el bancopolio nos han robado la democracia y nos contemplan como mera grey consumista, como contempla con el corazón lleno de rabia la pantomima en que se ha convertido el Congreso y como los mercenarios de los medios de comunicación manipulan la realidad a favor de sus amos. Me contaba también mi joven amigo, como los extremos políticos llegan a poder tocarse y me ponía como ejemplo el acercamiento que en vísperas de la Guerra Civil se produjo entre Falange y la CNT y como el hermano de Durruti era camisa vieja y me decía esto porque espera y confía que en un futuro no muy lejano cristalice un movimiento popular que abarcando un amplio rango de tendencias políticas sea capaz de revolucionar la sociedad española. Todo esto y mucho más me dijo y he de confesar que algunas de sus ideas hicieron mella y removieron viejos posos y aspiraciones.
Pero al final la cabeza se impondrá al corazón tal vez por el peso de los años y la sensatez que otorgan las canas, pero es cierto que se está acabando el crédito que la sociedad española ha otorgado a sus dirigentes y que allá, en la brumosa frontera del Rin, esperará el joven cachorro FEHinojosa, al que he recomendado mantener el ánimo caliente y la espada afilada, porque tal vez llegue la hora de desempolvar y levantar las viejas banderas y alistar bajo ellas a los tercios, esta vez para reconquistar aquello que, por confiados, nunca debimos dejar en manos de indeseables.
Y para contentar a la flecha azul ahí va un: ¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!
Además nos vendrá bien para levantar la moral
“El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes” Marco Tulio Cicerón