Hinojosa del Duque - Cordoba

[18.julio.2012] De verdad que no podemos esperar más. Las medidas aprobadas por el gobierno de Rajoy con recortes salvajes, lejos de ser beneficiosas para salir del pozo profundo en el que nos encontramos, nos aclaran perfectamente las intenciones de este lacayo de Bruselas que, para tapar su falta de valor castiga, al pueblo, como si éste fuese el culpable del desaguisado, cuando aquí no hay más culpables que los beneficiarios de los partidos partidos que durante mas de treinta años se han repartido el poder.

En ese tiempo, que nos ha parecido una eternidad, aprovechándose de la ignorancia y la buena fe de la gente sencilla, se han dedicado al saqueo, la prevaricación, la estafa, la apropiación indebida, la utilización de las Cajas de Ahorro en su propio beneficio, la manipulación de los medios de comunicación, la corrupción urbanística a medias con constructores faltos de escrúpulos, la vida de relajo y holganza disponiendo de las mesas más copiosas en los restaurantes de lujo, la satisfacción de la desenfrenada lujuria en los lupanares más caros, la utilización indiscriminada de las tarjetas de crédito con cargo al organismo público al que representasen, la financiación irregular cuando no claramente delictiva, la creación de empleo público para los compañeros de viaje, el uso y disfrute de impresionantes vehículos registrados a nombre de ministerios, autonomías, diputaciones y ayuntamientos, la presencia de cientos de «embajadas» pertenecientes a las autonomías, las subvenciones a manos llenas a extraños círculos sin otro criterio que el de la afinidad ideológica de la entidad subvencionada, el mantenimiento de miles de liberados sindicales que no hacen otra cosa que acudir a las manifestaciones y huelgas, permitir casos como Gürtel, los EREs fraudulentos y un largo rosario de latrocionios cin un mínimo de castigo y sin que se haya devuelto un solo céntimo a las arcas del Estado.

¿Y cuál es la solución? Arremeter contra los funcionarios públicos eliminando una de sus dos pagas extraordinarias, contra los parados —disminuyendo el tiempo de la percepción del desempleo—, contra las personas que debido a lo grave de sus enfermedades no pueden si quiera moverse de sus caras y, contra todo bicho viviente, con el incremento del IVA, montando la falacia que así ingresarían más por este concepto. Rajoy miente: el aumento del IVA, producirá una inmediata subida de los precios al consumo que traerá consigo la disminución del gasto familiar y la recesión de la economía.¿Quién en su sano juicio estará dispuesto a realizar más gasto que el estrictamente necesario? ¿Cómo superaran los funcionarios públicos y sus familias la eliminación de la paga de Navidad destinada a sufragar el mayor gasto que por diversos conceptos se producen por esas fechas?

Sobre la eliminación de ese pesado fardo que es el parasitario sistema político, en general, y las comunidades autónomas, sin embargo, no hay, hasta aquí, nada de nada. A Rajoy le falta coraje; es más, desconoce qué significa dicho adjetivo.

Creo, en verdad, que ha llegado la hora de decir basta al destino que nos han fabricado sin nuestro consentimiento y salir a la calle, con el firme propósito de no regresar a los domicilios en tanto los actuales gobernantes —y su «leal» oposición no abandonen el poder— y los sustituya un gobierno formado por personas honestas y capacitadas, capaces de marcar marquen unas coordenadas que nos lleven a la normalización de la vida en común.

¿El triunfo de los «antisistema»? ¿Un golpe de Estado? No, señores, no. La cosa es mucho más sencilla: bastaría con la recuperación por parte del pueblo de su soberaría hurtada y una reforma en profundidad de la Constitución de 1978.


CAFE AE