La historia se repite ahora en Europa, no cometan los mismos errores Estamos aquí para renacer en el mejor espíritu de la Constitución de Cádiz, para reafirmar el sentimiento de unidad en la diversidad, de pluralidad e integración que compartimos, unidos ante todo por el deseo de alcanzar la felicidad de nuestros pueblos, tal como lo proclamaron los Constituyentes de Cádiz, hace doscientos años. La crisis económica y social en la que está sumido el mundo occidental –y que se manifiesta desde hace varios años, con especial crudeza, en los países del sur de Europa–, ha puesto en evidencia varias cuestiones: Las recetas neoliberales de siempre no ofrecen una salida a la crisis, al contrario, la profundizan. Recetas que son las mismas que impusieron a los países de Latinoamérica, cuando no hace muchos años teníamos que afrontar crisis de naturaleza y proporciones similares o aún mayores. En Latinoamérica, también fuimos víctimas de la colusión entre el capital financiero y la burocracia chantajista de ciertos organismos internacionales, para el expolio de nuestros países y la imposición de agendas políticas de austeridad que afectan a las mayorías y sólo benefician a unos pocos. Las políticas de austeridad, en un contexto de recesión y desempleo, solo profundizan y alargan la crisis garantizando los retornos del capital financiero y 3 el pago de una deuda pública, en parte incluso ficticia, ya que es deuda con sus propios Bancos Centrales. Tengo que expresar mi fraterno, pero firme desacuerdo con lo manifestado el día de ayer durante la inauguración de este evento por parte del señor Secretario General Iberoamericano. Los ajustes y reformas del Consenso de Washington, impuestos por burocracias internacionales como el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial o Banco Interamericano de Desarrollo no fueron parte de la solución, fueron parte del problema; y, el gran momento económico (e incluso democrático, ya que estas políticas de ajustes también socavan y socavaron gravemente la legitimidad de la democracia), se debe precisamente a que América Latina está superando –y esperamos en forma definitiva- la larga y triste noche neoliberal, contenida en el Consenso de Washington y cuyos principales promotores fueron las burocracias internacionales anteriormente mencionadas, que incluso servían de instrumentos de política internacional de los países que la financian y, de hecho, creemos que estas instituciones tienen que reformarse profundamente. Se habló también de corrección de déficits fiscales, asumiendo que todos estos déficits eran producto de políticas populistas, indisciplina, 4 demagogia, sin mencionar que casi en su totalidad esos déficits eran producidos por el servicio de la deuda externa, deuda externa que se renegociaba recurrentemente –siempre a favor de los acreedores- y que, pese a las transferencias de centenas de miles de millones de dólares de Latinoamérica al primer mundo, (la deuda) crecía y crecía continuamente. En 1999, en Ecuador, miles de millones de dólares de dinero público fueron dedicados a lo que llamamos salvataje –la palabra española es salvamento-, salvataje bancario, en la mayor confiscación de dinero privado en la historia del país, empujando a cientos de miles de personas a la pobreza, a la exclusión o al exilio; los servicios públicos y la inversión social se redujeron al mínimo o desaparecieron. La historia se repite ahora en Europa, no cometan los mismos errores. |