Parece definitivo que la reforma laboral no era la solución. El Consejo de Ministros, celebrado el 10 de febrero de este mismo año, aprobaba una reforma laboral que nos vendieron como indispensable para salir de la crisis y generar puestos de trabajo. Además, nos destacaron que uno de los objetivos principales era evitar que el despido se convirtiera en el eje de cualquier empresa en momento que aparecen las primeras dificultades económicas. Tan sólo siete meses después la realidad nos demuestra que el problema no estaba ahí.... Siempre he defendido que el problema del paro no se soluciona con ninguna reforma laboral. Ni con la que aprobó el anterior gobierno de Zapatero ni con esta de Rajoy. Siempre se nos dice que un mercado laboral “más flexible” permitiría un aumento de los puestos de trabajo o, al menos, una reducción de los despidos. Recordaréis que se nos hablaba del mercado alemán en el que las empresas estudian reducciones de jornada o de salarios antes de echar mano de los despidos ante una situación de descenso de la producción o de los beneficios económicos. Nos engañaron ya en aquel momento porque ese modelo alemán ya se podía haber aplicado en España con las anteriores normas laborales, sin necesidad de cambiar absolutamente nada. O más bien cambiando el problema fundamental que es la mentalidad de los empresarios españoles a los que el miedo atenaza en mayor medida que sus colegas de otros países cuando aparecen los momentos críticos. Es verdad que muchos dirán que una reforma laboral no se puede evaluar tan pronto y que los datos de la EPA que hemos conocido hoy con record de personas en situación de desempleo, no se pueden achacar íntegramente a esa reforma. Eso es completamente lógico pero hemos conocido otro dato más importante esta semana para calibrar el fracaso de la medida del gobierno, como es el aumento en más de un 70% de los eres, eso sí es el síntoma claro de los que defendemos esta tesis. Ninguna reforma laboral va a generar trabajo mientras la economía esté deprimida, el crédito no fluya a las empresas y a las familias. Eso está claro. Pero si una reforma laboral se nos “vende” con el objetivo de frenar la sangría de despidos y buscar otras alternativas previas, la realidad nos demuestra que no ha servido absolutamente para nada. Al final, esa reforma, como las anteriores que se han ido aprobando en toda la democracia, sólo ha servido para que los trabajadores perdamos derechos, para que el despido sea más barato para las empresas y esta última para dinamitar la negociación colectiva que ya tiene casi ningún sentido. Y ahora vendrá el Sr. Arturo Fernández, vicepresidente de los empresarios españoles y presidente de los madrileños, para pedir más madera, más flexibilidad. Y siempre con la misma cantinela de poder generar trabajo. Y seguramente en breve les aprobarán otra reforma laboral que nos impondrá Angela Merkel y seguirán diciéndonos que es por nuestro bien, como si fueran esos padres que maltratan a sus hijos y encima les dicen que les están haciendo un favor. Esa es nuestra realidad. Muchos de los que criticaban las ayudas de “papá Estado”, ahora se vuelven absolutamente paternalistas en su discurso. Y nos culpan de haber vivido por encima de nuestras posibilidades. Y lo dicen amparando a aquellos que nos llevaron a esa situación, como pueden ser los bancos que nos dieron créditos con el único aval de estar vivos, los especuladores que lograron dinero fácil en operaciones de dudosa ética, y a veces claramente ilegales, etc. A todos esos, se les rescata, se les concede la posibilidad de que afloren el dinero negro a un módico precio. Y de todo eso la culpa al final se la llevan los ciudadanos que fueron unos ambiciosos desmedidos por querer tener un piso, un coche y unas vacaciones. Desde luego, nosotros estamos pagando con creces estos pecados pero los otros no. Hace poco leí una entrevista al humorista Pedro Ruiz, nada sospechoso de estar próximo a opciones políticas extremistas, y comentaba que esto es como aquellos que te regalan la droga a la puerta del colegio, después te sagran para que la pagues a precio de oro y finalmente te responsabilizan por haberte convertido en drogodependiente. Nos suena, ¿no? Pero volviendo a la reforma laboral, nos indican que dará resultados cuando la economía vaya bien. Y uno piensa: es que en épocas anteriores en las que la economía fue bien, España creó más empleo que nadie en Europa. Y todo ello antes de las dos últimas reformas laborales que abarataron el despido y recortaron derechos. Es decir, para este viaje no necesitábamos esas alforjas por más que nos quieran contar cuentos chinos. Y conste que la lástima es que todo esto lo estaríamos escribiendo igual si en lugar de haber ganado Rajoy las elecciones del pasado mes de noviembre, las hubiera ganado Rubalcaba. No estaríamos mucho mejor si hubiera triunfado la opción socialista porque, no nos engañemos, hace ya dos años que no nos gobiernan desde Madrid sino desde otras capitales más lejanas. NOS METIERON EN LA BOCA DEL LOBO CUANDO NOS VENDIERON EL EURO Y SU DOCUMENTO OFICIAL QUE SE LLAMA TRATADO DE MAASTRICH EN 1992. |