El Carpio - Cordoba

Banco Santander ha hecho un negocio redondo comprando y vendiendo acciones propias. La entidad que preside Emilio Botín compró de forma masiva en julio, en pleno desplome de las cotizaciones de todos los bancos españoles. La ofensiva fue de tal calibre que la autocartera se disparó hasta el 1,81%, el nivel más alto desde mayo de 2009.

La apuesta del grupo cántabro no ha podido salir mejor. Santander subió en agosto un 14,5% y en septiembre avanzó otro 2,25% marcando el día 12 el máximo de los últimos doce meses en 6,33 euros. En una horquilla comprendida entre estos máximos y los 5,64 euros, Santander se ha desprendido de un 0,95% del capital.

Tras las operaciones, realizadas entre el 3 de septiembre y el 3 de octubre, la autocartera se reduce hasta el 0,86%. Respecto a los precios de compra de julio, las ganancias para el primer banco español por capitalización bursátil se disparan hasta el 30%.

La venta de las acciones –el paquete del que se ha deshecho el banco está valorado a precios de mercado en 560 millones de euros- ha coincidido con la prohibición de realizar posiciones cortas sobre todos los valores españoles y la publicación de los test de estrés de Oliver Wyman en los que, junto a BBVA, Santander ha salido como gran vencedor.

Y también con el final del plazo de conversión de los ‘Valores Santander’, que los inversores que no habían vendido en las últimas ventanas de liquidez han tenido que afrontar obligatoriamente. Dejaron de cotizar el tres de octubre, exactamente la misma fecha en la que el banco ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sus últimas operaciones de autocartera.

Los inversores han canjeado sus títulos convertibles con pérdidas del 32%, una vez descontados los intereses percibidos en los cinco años de vida de la emisión. Desde los máximos del 12 de septiembre, el valor ha corregido alrededor de un 9%.